Este estudio describe el mercado de un producto a menudo rehuido por la historiografía —la cera— el comercio del cual llegó a ser muy importante en cuanto a la distancia recorrida, a los volúmenes y a los costes para el Occidente cristiano en la Baja Edad Media1Aunque a lo largo del artículo se proporcionan las referencias a los escasos trabajos sobre la cera, su comercio y el consumo para las épocas medieval y moderna, cabe mencionar aquí los recientes estudios de Sapoznik 2018; 2021 y de Sales i Favà y Sapoznik 2022. Sobre la producción, en el contexto de la Corona de Aragón, véanse Aparici 1998 y Aparisi 2021.. Si bien la cera era utilizada como aislante y como molde en una gran diversidad de ámbitos manufactureros para un mundo que aún no conocía los plásticos, fue sobre todo la liturgia cristiana la que dinamizó su comercio. Es bien sabido que la eucaristía no podía celebrarse sine igne; en consecuencia, las velas se convertirían en uno de los centros de la liturgia ya antes de la explosión de la fiesta de Corpus Christi y de la mayor centralidad tomada por la forma consagrada y las luces que la acompañaban (siglo XIV)2Postles 1999, 99.. Misas, capillas, procesiones, usos devocionales privados: todos eran ámbitos donde podían encontrarse velas ardientes, en formas y tamaños muy diferentes en función de la solemnidad del acto y/o del estatus socioeconómico de los actores implicados.
Para estudiar un producto con tal ubicuidad hemos optado por situar nuestro foco sobre la isla de Mallorca, vía de entrada de la cera magrebí hacia la península ibérica, también hacia Provenza y la Italia occidental, entre los siglos XIII y XV. El reino de Tremecén fue el principal origen de la cera consumida en todas estas zonas durante el período. En sí misma, la isla y sus instituciones eclesiásticas eran también centros de consumo del producto. La amplia disponibilidad de fuentes documentales facilita el caso de estudio escogido y nos permite describir sendos ámbitos: el comercio y el consumo.
Así, el artículo toma como base documental principal los libros de contabilidad de la sacristía de la catedral de Mallorca, de los cuales se han vaciado de forma extensiva un total de 31, fechados entre 1398 y 15113Arxiu Capitular de Mallorca, Palma de Mallorca (ACM), Sagristia (S), 1094 (1389-1390); 1096 (1393-1394); 1097 (1394-1395); 1098 (1395-1397); 1099 (1397-1399); 1102 (1399); 1100 (1399-1400); 1103 (1401-1402); 1110 (1408-1409); 1116 (1420-1421); 1124 (1428-1429); 1136 (1441-1442); 1143 (1450-1451); 1151 (1458-1459); 1154 (1462-1463); 1155 (1463-1464); 1156 (1464-1465); 1157 (1465-1466); 1158 (1466-1467); 1159 (1467-1468); 1160 (1468-1469); 1161 (1469); 1162 (1470-1471); 1163 (1472-1473); 1164 (1475); 1168 (1480-1481); 1174 (1486-1487); 1178 (1490-1491); 1183 (1495-1496); 1188 (1501-1502); y 1195 (1510-1511).. Además, para ahondar en el comercio se ha recurrido a diferentes fuentes fiscales mallorquinas, catalanas e italianas. Las noticias contenidas en este conjunto documental nos permiten estructurar el estudio partiendo de un ámbito más general para llegar a espacios más concretos, de la forma que se indica: 1) se describe el mercado de importación de la cera hacia Mallorca entre los siglos XIII y XV, incluyendo las tendencias de precios 2) se analiza las formas de consumo litúrgico de la cera en la catedral de Mallorca, haciendo hincapié en las estrategias de reaprovechamiento del producto, y finalmente 3) se describe una forma particular de consumo de la cera: los exvotos devocionales.
En última instancia, el artículo quiere llamar la atención sobre la necesidad de estudiar otros productos primarios que, más allá de los tradicionales (trigo, lana o cueros), se integraron también en las rutas internacionales de comercio en el Mediterráneo occidental, a la vez que definían especializaciones regionales en cuanto a la producción.
LA CERA EN MALLORCA: LLEGADA, PRODUCCIÓN Y COSTES
⌅La cera de abeja es un artículo especial, fruto de un proceso extractivo que está a merced de las variaciones climáticas (las oscilaciones de temperatura, la pluviometría etc.) y de la dificultad de convivencia con otras prácticas agropecuarias; además de estar expuesto a un déficit estructural en la producción4Sales i Favà, Sapoznik y Whelan 2021.. En este último sentido, a pesar de la ubicuidad de la apicultura en los contextos mediterráneos, sabemos que los países del Occidente cristiano —incluida la Corona de Aragón y los otros reinos de la península ibérica— fueron en la Baja Edad Media claramente deficitarios en cuanto a este producto5Sales i Favà 2022, 317.. Los apicultores locales no llegaban a cubrir la demanda6En cambio, la iluminación, tanto doméstica como la de los templos cristianos, se resolvía mediante lámparas de aceite o candelas de sebo. Este último es el sistema implementado en la misma catedral de Mallorca. Sastre Moll 1994, 140.. En las colmenas tradicionales, confeccionadas a partir de corcho o de esparto, y que aún no contaban con marcos móviles, el rendimiento de la cera y de la miel resultaba muy distintos entre sí. En años normales cada vaso podía producir en Mallorca c. 3,5 litros de miel y, en cambio, solamente c. 0,5 kilogramos (kg) de cera7Salvator 1897, 282..
Por esta razón, desde bien temprano los países de la cuenca norte del Mediterráneo tuvieron que recurrir al abastecimiento exterior, especialmente del Mar Negro, Bulgaria y el Magreb central. Estos espacios consolidaron su especialización regional en el mercado internacional de la cera. Mientras Génova y Venecia inicialmente contaron con la provisión de la cera producida por sus colonias mercantiles en Oriente, los reinos de la península ibérica se inclinaron por la importación de cera norteafricana. La cera era fletada hacia Europa junto a otros productos que tradicionalmente han sido mejor estudiados por la historiografía, como la lana o los cueros. En todo caso, esta dependencia exterior, junto al uso diplomático del comercio del producto (represalias, confiscaciones, o la temporal prohibición de su embarco) lo convirtieron en un artículo prácticamente de lujo8Finke 1908, 157..
Son conocidos algunos fletes de notables cantidades de cera entre el norte de África y los puertos ibéricos y languedocianos ya a mediados del siglo XIII9Riera Melis 1986, 45 y 65.. Es el caso protagonizado por dos socios barceloneses que en 1254 utilizaban un intermediario musulmán para adquirir 150 quintales de cera (6.240 kg) en Túnez que serían fletados hacia Montpellier10Batlle y Varela 1988-1989, 25.. Ya en 1329, un grupo de judíos mallorquines trasladaban, entre otras mercancías, unos 600 kg (14 quintales y 56 rotolos) desde Mostaganem hacia la isla cuando el navío fue interceptado por corsarios del reino de Granada, quienes confiscaron las mercancías y secuestraron la tripulación11Arxiu del Regne de Mallorca, Palma de Mallorca (ARM), Governació, Suplicacions, 7, ff. 404r-405v (11-I-1331). El documento fue editado por Sánchez Martínez 1988 y también por Dufourcq 1990, 188-189. Un caso similar se registra en 1411, cuando una nave catalana procedente de Bona cargada de algodón, cueros, oro y cera fue interceptada por los genoveses en la costa de Capdepera: Llompart 1985, 172-173..
El importante flujo y el valor del producto atrajo la atención de las autoridades de ambas orillas del Mediterráneo, que vieron en la cera una fuente de rendimiento fiscal, incorporándola por ejemplo en las tarifas de las lezdas marítimas12Sales i Favà y Sapoznik 2022, 176, nota 26. La sisa de Mallorca instituida en el siglo XIII también tasaba la compraventa de cera: Cateura 1997, 92-93.. Un registro del impuesto de la lezda de Mallorca correspondiente al período marzo-octubre de 1356, pero hasta hoy fechada incorrectamente, apunta a 1.151 kg de cera africana fletados en ocho barcos diferentes desde la isla con destino a diferentes puntos del amplio arco que se extiende entre Barcelona y Trapani (Sicilia), incluyendo estos dos puertos y también Barcelona, Agde y Gaeta13ARM, Reial Patrimoni, reg. 3655 (1356).. Esta cifra queda muy pequeña enfrente de los 215.000 kg de cera —la mayor parte de la cual probablemente había sido producida en África— arribada a Génova desde Yspania entre 1376 y 137714Calculamos la cifra a partir de la contabilidad de un impuesto extraordinario recaudado en Génova para financiar una embajada de esta ciudad a Inglaterra: Day 1963.. Aún en 1386, el bien conocido Drictus Catalanorum apunta a Valencia, pero sobre todo a Mallorca, como los principales nodos distribuidores de cera hacia la ciudad ligur15Callura Cecchetti, Luschi y Zunno 1970..
Los datos al alcance de los investigadores indican que el tránsito de los siglos XIV al XV fue el momento álgido de Mallorca como el principal puerto intermediario de cera magrebí hacia la península ibérica, Provenza y también Liguria16Macaire 1986, 328 y 399. Cateura 2000, 98. Vaquer Benassar 2001. Salicrú 2003, 176, 185. García Herrero 2013-2014, 46-48. Abulafia 2019, 115.. Esta situación perduraría durante una parte del siglo XV, en un contexto de intento de monopolización del comercio con África por parte de los mercaderes de la propia isla17López y Padilla Lapuente 2013..
En este sentido, en la segunda mitad del siglo XV —aunque ya en una dinámica descendiente— Mallorca seguiría actuando como un punto nodal para la distribución de la cera magrebí. Nos informa de ello la lezda de Mediona, un impuesto sobre la compraventa de productos alimentarios y materias primas cobrado en la ciudad de Barcelona. De origen real, durante la época bajomedieval una fracción de la titularidad del gravamen estaba en manos de la Pia Almoina de la catedral de Barcelona, la institución caritativa que además ejercía un amplio dominio territorial y obtenía numerosas rentas tanto dentro como fuera de la ciudad18Véanse, especialmente, Salicrú 1995 y Orti Gost 2000.. Los barceloneses estaban completamente exentos del pago, hecho por el cual los libros de contabilidad conservados (unos 450, fechados entre mediados del siglo XV y finales del XVI, depositados en el Archivo de la Corona de Aragón y en el Arxiu Capitular de Barcelona, y completamente inéditos) son una herramienta de primer orden para estudiar, sobre todo, el comercio llevado a cabo por los forasteros19Véase un ejercicio reciente, en este sentido, en Sales i Favà 2022.. Los actores implicados en las operaciones comerciales debían tributar según un sistema tarifario fijado durante el primer tercio del siglo XIII, que gravaba de forma diferente cada producto, pero también aplicaba tasas variables a los individuos en función de su origen (es decir, de los privilegios que hubieran recibido los distintos territorios desde los cuales habitualmente se comerciaba con Barcelona)20Orti Gost 2000, 409-433.. Para la lezda de Mediona una compraventa de cera era retribuida dos veces: se tasaba tanto al comprador como al vendedor —siempre que no estuviesen exentos o tuvieran franquezas especiales— en 2 sous (s.) 8 diners (d.) por cada càrrega comercializada (i. e. 124 kg). La fuente raramente señala cuál de los dos actores paga. Sin embargo, tal y como hemos explicado en otro lugar, creemos que la naturaleza y el origen de la cera implica que la mayoría de las entradas se refieran al vendedor (forastero) y que por ende no se hallan demasiadas duplicaciones21Sales i Favà y Sapoznik 2022, 173-174.. Cabe añadir a estas consideraciones previas que los mallorquines debían gozar de una franqueza sobre la lezda, que les reducía la obligación a 10 d./càrrega de cera, además de un pago adicional de 1 d. por cada 150 libras de peso (lb.) en concepto de diezmo22Concretamente, sabemos que Jaume I había concedido a los mallorquines la exoneración del pago sobre la parte de la lezda barcelonesa que aún estaba en manos del monarca. Riera Melis 1986, 52-54, 273-275. En cambio, la rebaja (más substancial) apuntada en el texto, a falta de saber cuándo se había fijado, es la que se refleja en los libros de cuentas del impuesto a partir de mediados del siglo XV..
Tal y como se apuntaba más arriba, para la segunda mitad del siglo XV la noticias sobre el comercio de cera entre Mallorca y Catalunya son, en esta fuente en particular, bien elocuentes. Sirva como ejemplo el del mallorquín Macià Sabater, que en enero de 1461 trasladaba y vendía 868 kg de cera (7 càrregues) a la ciudad de Barcelona. Por esta cantidad pagó, por razones que desconocemos, una tasa un 50 % inferior a la prevista: 2 s. 10 d. a la Pía Almoina y 4 d. de diezmo23Arxiu Capitular de Barcelona, Barcelona (ACB), Lleuda de Mediona, 1460-61, s. f. (27-1-1461)..
Más adelante la fuente sigue presentando algunas evidencias de estos tránsitos. Fruto de un vaciado extensivo de toda la documentación disponible entre 1486 y 1493, se puede concluir que al menos 18.767 kg comercializados en la ciudad procedían del puerto de Mallorca, y que estos, con toda probabilidad, habían sido producidos en el Magreb24ACB, Lleuda de Mediona, 1486-87; 1487-88; 1488-89; 1490-91; y 1491-92.. Teniendo en cuenta que en este período los comerciantes forasteros vendieron en la ciudad un total de 66.802 kg de cera, Mallorca aún era la responsable de proveer la capital del Principado de Catalunya con cerca del 30 % del producto.
El mercado de la cera en los países cristianos dependía en gran parte de la importación. Además, como cualquier producto natural, estaba expuesto a la irregularidad de las cosechas. Por estas razones aparece como un producto caro: en 1389 un solo kilogramo en Mallorca equivalía al precio de 5,4 hectolitros de trigo; en 1420 a 4,9; y en 1470 a 5,125Es decir, el grano suficiente para alimentar una persona de 16 a 17 meses. Los precios del trigo se extraen de Portella 1993. Sobre el valor de uso de la cera en las sociedades medievales, véase Bo 2023.. A pesar de ello, en general los precios en la isla se contuvieron a lo largo del siglo XV, manteniéndose bastante planos en términos reales26Entre 1389 y 1399, en Mallorca, la cera blanca presentaba precios, de media de 14,5 gramos (gr) de plata (Ag) / kg de cera, la cera nova o amarilla (sin procesar) costaba 9,5 gr Ag / kg, y la cera ya quemada o de rebuigcostaba 8,5 gr Ag / kg. Siguen los precios por décadas. Entre 1400 y 1409: cera blanca (14,4 gr Ag / kg), cera nova(10,2 gr Ag / kg), cera de rebuig(8,3 gr Ag / kg). Entre 1410 y 1419: cera blanca (15 gr Ag / kg), cera nova(10,4 gr Ag / kg), cera de rebuig(9,5 gr Ag / kg). Entre 1420 y 1429: cera blanca (14,1 gr Ag / kg), cera nova(9 gr Ag / kg), cera de rebuig(7,9 gr Ag / kg). Entre 1430 y 1439: cera blanca (13 gr Ag / kg), cera nova(8,7 gr Ag / kg), cera de rebuig(7,5 gr Ag / kg). Entre 1440 y 1449: cera blanca (12,7 gr Ag / kg), cera nova(8,7 gr Ag / kg), cera de rebuig(7,5 gr Ag / kg). Entre 1450 y 1459: cera blanca (12,7 gr Ag / kg), cera nova(8,7 gr Ag / kg), cera de rebuig(7,7 gr Ag / kg). Entre 1460 y 1469: cera blanca (13,3 gr Ag / kg), cera nova(9 gr Ag / kg), cera de rebuig(7,5 gr Ag / kg). Entre 1470 y 1479: cera blanca (13 gr Ag / kg), cera nova(9,1 gr Ag / kg), cera de rebuig(7,5 gr Ag / kg). Entre 1480 y 1489: cera blanca (12,7 gr Ag / kg), cera nova(8,7 gr Ag / kg), cera de rebuig(7,4 gr Ag / kg). Entre 1490 y 1499: cera blanca (12,2 gr Ag / kg), cera nova(8,6 gr Ag / kg), cera de rebuig(7,3 gr Ag / kg). Entre 1500 y 1511: cera blanca (10,7 gr Ag / kg), cera nova(7,9 gr Ag / kg), cera de rebuig(6,3 gr Ag / kg). A parte de los datos obtenidos de todos los registros indicados en la nota 3, en esta serie también se recogen precios informados en 12 libros adicionales de contabilidad: ACM, S, 1105 (1403-1404); 1007 (1405-1406); 1113 (1412-1413); 1115 (1419-1420); 1120 (1424-1425); 1122 (1426-1427); 1128 (1433-1434); 1129 (1434-1435); 1140 (1447-1448); 1447 (1454-1455); 1191 (1504-1505); y 1192 (1507-1508). A la vez, hemos recurrido a los valores ofrecidos por Campaner 1879.. Creemos que él continúo desembarco de cera (además de su almacenamiento y posibilidades de reciclaje) fue determinante en condicionar esta pauta, hecho que además generó un diferencial con los precios localizados, por ejemplo, en el Principado de Catalunya. Solo como ejemplo, en la primera década del cuatrocientos, la cera amarilla costaba en Barcelona un 79 % más que en Mallorca27El precio medio en Mallorca se situó en 10,2 gramos (gr) de plata (Ag.) / kg cera, mientras en Barcelona era de 18,3 gr Ag. / kg cera. Los precios de Barcelona se han calculado a partir de las cuentas de una de las instituciones internas de la catedral local que más cantidad de este producto consumía anualmente; la conocida como Lluminària del Cos Preciós: ACB, Administració de Lluminària, 1407-1411., con una lenta tendencia a la confluencia de los precios entre ambas ciudades hacia finales de esa centuria28Un análisis sobre los precios de la cera a escala europea se encuentra en preparación, para ser publicado por Alexandra Sapoznik, Mark Whelan y Lluís Sales i Favà, antiguos integrantes del proyecto “Bees in the Medieval World: Economic, Environmental and Cultural Perspectives”..
Fueron la cera amarilla, sin procesar (cera nova) y la sobrante, ya quemada (cera de rebuig) las que especialmente mantuvieron una tendencia más plana en los precios. La cera amarilla era el producto que llegaba sin blanquear de origen y que solía ser fundido directamente para confeccionar las velas que no requerían un tono blanco. En cambio, la cera blanca había pasado por un proceso de purificación complejo, que encarecía el precio para el consumidor29Parte del proceso está descrito en las cuentas de la institución para una cronología más tardía (década de 1580). Finas láminas de cera se exponían al sol unos días —entre cuatro y cinco— para blanquear y convertirlas en pequeños grumos (grumejar). Para ello, se aprovechaban espacios amplios y abiertos. En 1582, por encargo de la sacristía de Mallorca, este proceso tenía lugar en un campo.La institución contrataba temporeros para este proceso. Posteriormente, la cera era moldeada (neulejar) en las formas deseadas mediante un nuevo fundido, y finalmente trasladada por porteadores hasta la catedral. Véase ACM, S, 1246, f. 86v (10-7-1582); f. 88r (20-9-1582); y 88v (2-10-1582). Véase también Sales i Favà y Vela Aulesa 2022, 185.. Una parte de la cera blanca era, de hecho, la magrebí que era procesada una vez en la isla; otra era directamente de producción local. Aunque en cantidades proporcionalmente pequeñas, el conjunto de las islas Baleares producían cera de la terra, más apreciada por el mercado que la de importación30Un caso similar es el de la cera de la terra producida en Catalunya: Sales i Favà y Sapoznik 2022, 180-181.. Quizás esta circunstancia es la que provocaba la mayor volatilidad en el coste de la cera blanca que detectamos en la serie de precios.
Sabemos más bien poco de la apicultura con orientación comercial en Mallorca, pero algunos datos dispersos hacen intuir que la actividad gozó de cierta relevancia. En 1584 un edicto del lugarteniente real consideraba la producción de la isla lo suficientemente valiosa para amenazar con pena de galeras a aquellos que, cuidando las colmenas de otro, robaran la miel y la cera31Fajarnés 1931, 394. En este sentido, se ha destacado la severidad de las penas impuestas por el hurto de colmenas en la isla en Planas Rosselló 2001, 107, 193-194, 205. El primer contrato de aparcería apícola que hemos podido documentar en Mallorca lleva fecha de 1240 (Pons 1970, 142). Para los siglos bajomedievales, en el término de Llucmajor se ha documentado ampliamente la guarda de colmenas, tanto en pequeñas concentraciones como en explotaciones de hasta 40 de ellas, más claramente orientadas al mercado (Font Obrador 1972-2011, vol. 1, 233-234, vol. 2, 192-193, vol. 3, 122). Véanse otras referencias a la apicultura en una gran hacienda de las inmediaciones de Manacor a finales del siglo XV en Jover i Avellà y Pons Pons 2012, 62.. Las cuentas de la sacristía de la catedral ofrecen indicios de esta producción local, sobre todo en el Pla de Mallorca y en el Migjorn. A inicios de siglo XV se documentan numerosos contactos de la institución con candeleros de Muro y de Inca, quienes podían procesar cera autóctona32Como ejemplos, véanse, respectivamente: ACM, S, 1103, f. 21v (6-7-1402) y f. 22r (10-7-1402).. En 1402, en un escenario de desabastecimiento, el rector de Felanitx vendía candelas a la sacristía de la Sede33ACM, S, 1103, f. 52v (14-8-1402).. Más adelante, a caballo de las décadas de 1530 y 1540, hay constancia de que parte de esta cera de la terra era adquirida en el mercado de Andratx, e incluso en Ibiza34Véanse, respectivamente, ACM, S, 1224, f. 81v (6-2-1540); y f. 81r (16-4-1539). También se documentan contactos con un candelero de Manacor, quien adquiría cera utilizada: ACM, S, 1224, f. 60r (21-8-1539)..
A lo largo de la Baja Edad Media, Mallorca se consolidó en el gran centro re-exportador de la cera producida en el Magreb para el Mediterráneo occidental, llegando incluso a proveer las plazas de la Europa del norte35Ortega 2008, 178, 227; 2010, 72.. Esta posición pudo proporcionar a los consumidores de la isla precios más asequibles. Marginalmente, la isla también contaba con apicultura propia, de la cual se extraía producción de buena calidad que generalmente era blanqueada.
LA CERA EN LA CATEDRAL DE MALLORCA
⌅Esta sección introduce los distintos tipos de cera utilizados por la sacristía de la catedral de Mallorca en la Baja Edad Media, entre los que destaca la cera amarilla, el producto más económico al alcance para celebrar la liturgia. En la misma línea, se introduce al lector en el sistema de reciclaje del producto puesto en marcha por la institución. En última instancia, estos mecanismos acercaron la luminaria litúrgica a casi todos los bolsillos.
La sacristía mayor de un templo catedralicio era el espacio físico donde se custodiaban los elementos para el culto (aceite, cera, pan ácimo), incluidos los ornamentos y la luminaria. Así se abastecía al conjunto de ceremonias que se realizaban en el altar mayor o que eran oficiadas por algún miembro del cabildo. La sacristía también alojaba directamente algunas de las ceremonias litúrgicas, como por ejemplo la ordenación de sacerdotes36Baño Martínez 2009, 62-63, 68.. A la vez, se constituía como una institución con entidad financiera propia. En este sentido, sostenía un cuerpo de oficiales particular, llevaba libros de cuentas, mandaba la redacción de inventarios de forma periódica, y podía contar con censos y rentas privativas.
La sacristía de la Seo mallorquina es una institución muy bien documentada, puesto que conserva una impresionante serie de libros de contabilidad (más de 500), con pocos vacíos documentales, entre finales del siglo XIV e inicios del siglo XX37Miralles Sbert 1936, 230-316.. Paradójicamente, esta fuente ha sido escasamente estudiada, y mucho menos lo ha sido de forma sistemática. Es cierto que se han extraído noticias selectivas de este fondo para estudiar la comisión de obras de arte38Como ejemplos, véanse Domenge i Mesquida 2011; 2014. Cerdà Garriga 2018. o la organización de eventos de importancia política (e. g. funerales reales)39Tanto para época medieval como moderna: Barceló Crespí 2018. Garí Pallicer y Massanet Rodríguez 2020.. Pero hasta el momento no se ha aprovechado el gran potencial que tiene en relación con los datos económicos seriados. Este estudio propone una aproximación a un producto que generalmente ha pasado desapercibido por la literatura: la cera. Con todo, esperamos que nuevos investigadores se interesen por esta misma fuente para empezar a trabajar series de precios de los productos que aquí pueden localizarse (entre otros: plata, paños, aceite, papel, trigo), y también salarios de los oficiales subalternos y de los artesanos al servicio de la institución.
A partir de las contabilidades eclesiásticas, no es siempre fácil determinar qué tipo de cera se usaba en la liturgia, pues el escribano no la describía de forma sistemática. Superando los obstáculos, mediante un análisis cualitativo de las velas y de su disposición para ceremonias concretas, hemos establecido la proporción de cada tipo de cera en las ocho anualidades seleccionadas en la figura 1. El resultado, recordemos, corresponde al gasto de cera de la sacristía de Mallorca. Se evidencia que aquella que tenía tonalidad amarilla y por ende restaba sin purificar fue, de forma sistemática, la más utilizada, situándose por encima del 60 % del total40Las proporciones indicadas en la figura 1 son las siguientes: 1400, cera amarilla (423,1 libras [lb.], 48,8 %), cera blanca (274,5 lb., 31,6 %), otras ceras —incluye roja, negra, cirios oropelados, quemados y cera del «goteo»— (169,8 lb., 19,6 %); 1409, amarilla (699,2 lb, 62,5 %), blanca (223,8 lb., 20 %), otras (194,8 lb., 17,4 %); 1420, amarilla (845,5 lb., 72,8 %), blanca (128,9 lb, 11,1 %), otras (187,7 lb., 16,1 %); 1441, amarilla (256,6 lb., 52,2 %), blanca (129,8 lb., 26,4 %), otras (105 lb., 21,4 %); 1450, amarilla (254,8 lb., 46,6 %), blanca (156,8 lb., 20,6 %), otras (249,3 lb., 32,8 %); 1464, amarilla (689 lb., 74,1 %), blanca (210 lb., 22,6 %), otras (31 lb., 3,3 %); 1480, amarilla (499,9 lb, 76,3 %), blanca (64,5 lb., 9,8 %), otras (91 lb., 13,9 %); 1501, amarilla (706,3 lb., 61,6 %), blanca (288,8 lb., 25,2 %), otras (150,8 lb., 13,2 %).. La gráfica demostraría la aportación sostenida de este tipo de cera a la isla.

Fuente: elaboración del autor a partir de los libros de cuentas de la sacristía de la catedral de Mallorca.
Figura 1. Los diferentes tipos de cera utilizada por la sacristía de la catedral de Mallorca. Fuente: elaboración del autor a partir de los libros de cuentas de la sacristía de la catedral de Mallorca.
A pesar de la preferencia por utilizar cera blanca (símbolo de pureza) en la liturgia41La cera de abeja blanca era concebida como una representación del cuerpo de Cristo y de su pureza, y, además, esta valoración venía apoyada por “des connaisances scientifiques sur la vie des abeilles héritées de l’Antiquité, selon lesqueles ces insects son réputés demeurer chastes et vierges, tout en se reproduisant”: Vincent 2004, 68-70. Véase también Herradón Figueroa 1999, 207-211., el recurso a la nova —entre el 18 % y el 46 % más barata que la blanca en las anualidades representadas— era una forma directa de contener el precio de un producto tan caro. Así, los objetos céreos que llegaban a las clases populares (a través de las diversas vías que se apuntarán) estaban también mayoritariamente hechos con cera amarilla. La sacristía de la catedral de Mallorca utilizó la cera blanca sobre todo en forma de cirio (i. e. una vela cilíndrica de tamaño variable) y en momentos litúrgicos específicos: 1) encima del altar, dentro de los soportes o candeleros que representaban la figura de un ángel, pasando a ser caracterizados como los “ciris dels àngels”42Mayol Adrover 2019, 17. Solo se hallarían cirios blancos en el altar en misas muy determinadas. La consueta de la sacristía fechada en 1511 prescribe el uso de candelas rojas en el altar —que era cera amarilla tintada, substancialmente más económica que la blanca— para las misas de menor rango (las de tres y nueve lecciones). Solo es a partir de la categoría semidúplexcuando el texto no determina el tipo de cera a encender en el altar, prescribiendo la cera roja para el coro (Seguí i Trobat 2015, vol. 2, 207-218). A pesar de ello, en las llamadas dobles menors, una categoría superior a semidúplex,en el altar mayor se colocaban aún cirios de cera no purificada en 1399: ACM, S, 1100, f. 40v (15-11-1399). 2) en la recitación de los invitatorios en celebraciones notables, como Pascua o Navidad43Véanse Seguí i Trobat 2015, vol. 2, 260 y también ACM, S, 1116, f. 48r (12-1420). 3) en el oficio bautismal44ACM, S, 1099, f. 67v (10-1-1399). 4) como oferta al obispo y a otras dignidades eclesiásticas en festividades concretas45ACM, S, 1143, f. 68v (2-1451). 5) en el cirio pascual, expuesto a los feligreses a lo largo del año46ACM, S, 1099, f. 70r (27-3-1399); y 1168, f. 71r (3-1480). En cambio, en la catedral de Barcelona, durante el siglo XV el cirio pascual fue siempre confeccionada con cera nova. Véanse, por ejemplo, ACB, Llibre del candeler 1453-1454, s. f. (3-3-1455) y Llibre del candeler 1489-1491, f. 20r (10-3-1391). y 6) para comulgar47Sales i Favà en prensa (a).. La documentación contable describe la adquisición de gran parte de esta cera blanca con motivo de la fiesta de la Candelaria (Nostra Dona Canaler), momento en el que los cirios se bendecían. Algunos eran custodiados hasta arder a lo largo la liturgia anual, otros entregados ese día como oferta al obispo y a las autoridades seculares o también encendidos para la procesión de la Candelaria48ACM, S, 1098, f. 34r (2-1396)..
La cera amarilla se extendía al resto de celebraciones, incluyendo la iluminación del célebre corredor dels ciris, un pasadizo alzado y adosado a los muros del presbiterio desde donde se encendían luces para añadir pomposidad a los actos litúrgicos49ACM, S, 1103, f. 74r (1-1402); y 1157, f. 65r (13-3-1466). El corredor fue desmantelado a inicios del siglo XX en el contexto de las reformas de la catedral dirigidas por el arquitecto Antoni Gaudí.. Desde allí, los cirios eran sujetados por un hilo de hierro para que no se desprendiesen50Sastre Moll 1994, 46, 49.. También debieron ser de cera nova o amarilla las velas que se encendían en el lampadario mayor, ubicado igualmente en el presbiterio.
La preferencia por el uso de la cera amarilla no fue la única manera de contener los precios y, en cierto modo, hacer el producto accesible para amplias capas de la población. Otra fórmula bien documentada fue el patrocinio de luminaria a través de los legados privados51En 1453, Pere Moll, doctor en derecho, dictaba un legado a la sacristía de Mallorca por el cual dejaba, entre otros, 24 cirios anuales de cera blanca “de grum” (la más refinada) para quemar en el oficio matinal de Corpus en el altar mayor: Seguí i Trobat 2015, vol. 2, 427-428.. A menudo estos cirios acababan adoptando el nombre del legatario, como por ejemplo los “ciris d’en Pere Vidal dels corradós” (es decir, cirios legados por este personaje para ser expuestos en el corredor dels ciris), por los cuales se ingresaban 1,5 libras (l.) anuales a finales del siglo XIV52ACM, S, 1099, f. 89r (9-1398).. También cabe mencionar el alquiler de los cirios de mayor envergadura (mecanismo a través del cual se ahorraba la compra íntegra de la pieza), o incluso el recubrimiento de cirios hechos con cera de baja calidad con una fina capa exterior de cera blanca53Sales i Favà y Vela Aulesa 2022, 194-195.. Veamos estos mecanismos con más detalle.
En la contabilidad de la sacristía de Mallorca, el alquiler de cirios se localiza especialmente en el marco de las ceremonias fúnebres, donde se requería de robustas antorchas para flanquear el féretro. La institución las alquilaba a las familias, quienes pagaban una cantidad reducida para utilizarlas (y exponerlas) durante un breve espacio de tiempo54Sales i Favà en prensa (a).. Al ser retornadas, la sacristía podía volver a alquilarlas hasta un límite razonable que permitiese continuar exponiendo piezas limpias, con buena presencia y combustión. Solo como ejemplo, en mayo de 1468 para el entierro de un Miquel Grec, probablemente de orígenes helénicos, la sacristía alquiló un número indeterminado de antorchas (solía ser un número par de ellas) para las cuales se pagó la módica cantidad de 3 s.55ACM, S, 1160, f. 14v (5-1468).
Una forma más sofisticada de alquilar la cera era mediante el sistema llamado de minves (menguas), por el cual sobre una misma pieza se aplicaban dos costes: un precio corriente sobre la parte de la vela que había ardido, y un precio reducido (o alquiler) sobre la parte que solo había quedado en exposición y no se hubiese deshecho. Para calcular qué parte se había derretido era necesario pesar las piezas antes y después de su uso. La diferencia hallada era, lógicamente, la parte de la cera que se había quemado56Véanse algunos casos en ACM, S, 1097, f. 36v (11-1394); 1098, f. 112v (6-12-1396); y 1188, f. 25r (15-2-1511)..
Por otro lado, la cera también era puesta a disposición de las mayorías mediante la ocultación de productos más brutos y económicos bajo una capa de cera blanca y refinada. Así, no es infrecuente la referencia a cirios que estaban solamente “cubiertos” de cera blanca, mientras en el interior se hallaba cera amarilla o ennegrecida57Por ejemplo, ACM, S, 1103, f. 45r (2-2-1402).. Un cirio viejo o requemado podía continuar en uso mediante otras formas de disimulación, tales como adornos (a menudo, en oropel) o pinturas58ACM, S, 1096, f. 52v (4-1394).. En períodos de escasez, estas fórmulas ingeniosas debían generalizarse, puesto que la cera disponible en el mercado era de baja calidad. Es el caso de las candelas cremadisses (requemadas) que en 1402 se compraron a un especiero apellidado Garcés, para ser entregadas al mismo obispo y a los canónigos. La institución se excusaba, puesto que “en le esgleye, no n·agués”59ACM, S, 1103, f. 52v (14-8-1402). Véase otros casos en ACM, S, 1110, f. 46r (2-1409); y 1116, f. 52r (3-1421)..
Pero el mecanismo de ahorro más ampliamente documentado hasta el momento en los templos cristianos de la Baja Edad Media fue el del reciclaje de la cera60Tal y como se acredita, por ejemplo, en el caso de la confraternidad de Orsanmichele en Florencia a mediados de siglo XIV. Véase la nota 70.. La catedral de Mallorca nos ofrece una buena ventana de observación sobre ello.
La cera es un elemento que permite el refundido, aunque a medida que se procesa va perdiendo calidad (e. g. quema peor y produce más humo en la combustión). Por esta razón, el producto llamado de rebuig presenta precios más bajos que el resto, tal y como se advertía anteriormente. Aun así, este fue un material útil, para el cual se puso en marcha un complejo sistema de reaprovechamiento, en colaboración con los candeleros.
El primer paso consistía en recoger la cera sobrante del templo, tanto los cabos de las velas quemadas como los regueros (regalim) vertidos sobre los candelabros o el mismo suelo61Sastre Moll 1994, 52.. Una vez recogida la cera sobrante, se entregaba a un porteador o a un mancebo a sueldo de los candeleros para que fuese llevada hasta el obrador. Allí, era refundida y colada para producir nuevos objetos céreos que alcanzarían precios más modestos en el mercado.
La sacristía de la catedral y los candeleros operaban de esta manera en un sistema de cuenta abierta, por el cual la cera revendida contenía el coste, muy elevado, de las velas nuevas que eran adquiridas al mismo profesional. A menudo, el dinero declarado no debió circular realmente, pues se conmutaba el coste —o una parte del coste— de cirios nuevos por el valor de la cera vieja. Indicativamente, al vender la sacristía 24 lb. 4 onzas (oz) de cera vieja al candelero Nicolau Savila por un precio de 2 l. 4 s. 7 d., el escribano de la institución anotó que, esta vez sí, se habían cobrado, pues no se debía nada en concepto de cirios comprados al mismo: “car no li devia res”62ACM, S, 1098, f. 79r (27-6-1396)..
La tabla 1 resume las entradas y las salidas de cera a la sacristía de Mallorca para las anualidades analizadas. En primer término, se advierte que la cantidad de cera comprada por la institución durante el período se mantuvo en valores bastante estables, arrojando una media de 420 kg con un máximo de 726 kg en 1487, y un mínimo de 200,6 kg en 1389. La desviación media absoluta para este período es de tan solo 105 kg. Aunque pudieran ajustarse según la coyuntura, las necesidades litúrgicas ordinarias eran las mismas cada año. Paradójicamente, la cera vieja vendida presenta valores casi siempre superiores (con una media de 671 kg) a los de las compras, aunque con una gran variabilidad. El máximo se localiza en 1402 (1.577,2 kg) y el mínimo en 1475 (87,2 kg), situándose la desviación media absoluta en 257 kg. El diferencial positivo entre la cera que salía y la que entraba puede explicarse por la presencia de velas y otros objetos céreos (exvotos) dejados en la catedral y sus capillas, y que esta institución no había adquirido. Abordamos estos objetos en la siguiente sección del estudio. La presencia de estos objetos proporciona una diferencia positiva a favor del volumen de cera saliente en 42 de las 47 anualidades observadas.
Tabla 1. La cera en la sacristía de la catedral de Mallorca (1389-1511).
año | Compra (kg) | Venta (kg) | Gastos | Ingresos | Ganancia (%) |
---|
1389 * | 200,6 | 814,8 | 1.053 s. 7 d. | 2.786 s. 10 d. | 165 |
1390 * | 228,4 | 1.316,4 | 1.611 s. 6 d. | 5.886 s. 10 d. | 265 |
1393 * | 521,2 | 705,6 | 3.449 s. 6 d. | 3.540 s. 7 s. | 3 |
1394 | 429,5 | 828,4 | 2.304 s. 10 d. | 3.911 s. 6 d. | 70 |
1395 | 434,7 | 1.289,7 | 2.467 s. 2 d. | 6.210 s. 7 d. | 152 |
1396 | 330 | 1.483 | 2.268 s. 1 d. | 7.400 s. 4 d. | 226 |
1397 | 408,6 | 842,5 | 2.545 s. 7 d. | 4.654 s. 8 d. | 83 |
1398 | 424,7 | 689,2 | 2.830 s. 7 d. | 3.657 s. 1 d. | 29 |
1399 | 672,1 | 774,5 | 4.006 s. 4 d. | 4.202 s. 11 d. | 5 |
1400 * | 393,3 | 979,6 | 2.568 s. 4 d. | 4.949 s. 10 d. | 93 |
1402 * | 530,2 | 1.577,2 | 3.317 s. 11 d. | 7.679 s. 10 d. | 131 |
1409 * | 506,8 | 931,6 | 2.875 s. 10 d. | 4.245 s. 8 d. | 48 |
1420 * | 685,8 | 756,4 | 4.140 s. 10 d. | 3.742 s. 11 d. | (-)10 |
1421 * | 661,7 | 1.081,6 | 3.370 s. 10 d. | 5.501 s. 4 d. | 63 |
1428 * | 628,6 | 488,4 | 3.863 s. 11 d. | 2.472 s. 1 d. | (-)36 |
1429 * | 330,1 | 812,4 | 1.870 s. 4 d. | 4.047 s. 4 d. | 116 |
1441 * | 295,7 | 353,2 | 2.571 s. 11 d. | 1.668 s. 10 d. | (-)35 |
1442 * | 262,6 | 588,8 | 1579 s. 5 d. | 3.019 s. | 91 |
1450 * | 457,9 | 499,6 | 2902 s. 2 d. | 2.660 s. | (-)8 |
1451 * | 320,6 | 875,2 | 1.797 s. 4 d. | 4.559 s. 1 d. | 154 |
1458 * | 457 | 521,2 | 3.073 s. 5 d. | 2.696 s. 6 d. | (-)12 |
1459 * | 271,4 | 521,2 | 1.690 s. 5 d. | 2.666 s. 10 d. | 58 |
1462 * | 596,8 | 870 | 4.432 s. 5 d. | 4.375 s. 1 d. | (-)2 |
1463 | 391,2 | 608,2 | 2.304 s. 10 d. | 3.076 s. 6 d. | 33 |
1464 | 372 | 666,8 | 2.467 s. 2 d. | 3.383 s. 6 d. | 37 |
1465 | 322,2 | 309,4 | 2.268 s. 1 d. | 1.572 s. | (-)31 |
1466 | 414,5 | 443,4 | 2.545 s. 7 d. | 2.217 s. | (-)13 |
1467 | 389,2 | 400,1 | 2.830 s. 7 d. | 2.120 s. 6 d. | (-)25 |
1468 | 404,1 | 582,5 | 4006 s. 4 d. | 2.931 s. 6 d. | (-)27 |
1469 * | 300,8 | 187,4 | 3.244 s. 6 d. | 962 s. 8 d. | (-)70 |
1470 * | 534,8 | 587,2 | 3.569 s. 5 d. | 2.981 s. 2 d. | (-)16 |
1471 * | 208,5 | 606,0 | 1.507 s. 4 d. | 3.032 s. 2 d. | 101 |
1472 * | 478,4 | 894,8 | 5.246 s. 10 d. | 4.616 s. 7 d. | (-)12 |
1473 * | 326,2 | 434,0 | 2.019 s. 5 d. | 2.185 s. 6 d. | 8 |
1475 * | s.d. | 87,2 | s.d. | 436 s. | s.d. |
1480 * | 367,1 | 286,4 | 2.864 s. 1 d. | 1.478 s. 7 d. | (-)48 |
1481 * | 277,1 | 290,8 | 1.858 s. 4 d. | 1.473 s. | (-)21 |
1486 * | 513,5 | 550,4 | 3.395 s. 1 d. | 2.910 s. 6 d. | (-)14 |
1487 * | 726,4 | 1.128,4 | 3.935 s. 10 d. | 5.551 s. 10 d. | 41 |
1490 * | 491,6 | 526,8 | 3.292 s. | 2.812 s. 5 d. | (-)15 |
1491 * | 343,6 | 568,4 | 2.698 s. 1 d. | 2.931 s. 10 d. | 9 |
1495 * | 438,4 | 820,4 | 2.880 s. 6 d. | 4.245 s. 7 d. | 47 |
1496 * | 346,8 | 425,6 | 2.501 s. 6 d. | 2.252 s. 8 d. | (-)10 |
1501 * | 642,0 | 391,4 | 4.586 s. 2 d. | 2.185 s. 6 d. | (-)52 |
1502 * | s.d. | 351,2 | s.d. | 1.787 s. | s.d. |
1510 * | 393,8 | 538,2 | 5.088 s. 11 d. | 2.852 s. 2 d. | (-)44 |
1511 * | 249,2 | 258,7 | 2.070 s. 2 d. | 1.492 s. 4 d. | (-)28 |
El sistema de reciclaje permitía contener el gasto en cera y facilitaba el acceso al conjunto de los feligreses. Pero en el caso de la sacristía de Mallorca este no fue un negocio del todo redondo para la institución. Si bien es verdad que en el período 1389-1409 el gran diferencial entre la cera saliente y la entrante produjo importantes ganancias netas (del 106 % de media), a partir de la década de 1420 la tendencia parece invertirse, reportándose varios años seguidos de pérdidas. Algunos factores concurrentes lo explican: el ensanchamiento de la diferencia entre el precio de la cera nova y la de rechazo y, sobre todo, la disminución progresiva a lo largo del siglo de la cantidad de cera retornada al candelero63Entre 1389 y 1409 se revende, de media, 2,7 veces más de cera que la que se compra. Entre 1420 y 1464 la media baja al 1,6, para establecerse solo en el 1,3 entre 1465 y 1511.. Como hipótesis, esta disminución podría deberse a una mayor consciencia entre los feligreses del valor de la cera y de las posibilidades que les daba si la recuperaban ellos mismos. En este sentido, quizás debamos asociarlo con los cambios experimentados por los legados testamentarios en el período: el aumento de control de los herederos y albaceas sobre las misas (y correspondiente luminaria) instituidas por los difuntos64Esta es la tesis sostenida por Vela Aulesa 2013..
La escasez, los costes de transporte y producción hicieron de la cera un producto caro y codiciado. Aun así, en Mallorca se detecta una cierta estabilidad en los precios dada su ubicación estratégica como espacio de recepción del producto cosechado en el Magreb, que era el principal centro de producción en el Mediterráneo occidental. Con el afán de contener el coste del producto se pusieron en marcha, de forma concurrente, diversos mecanismos entre los cuales el recurso a las opciones más económicas (la cera amarilla), el patrocinio de luminaria, el alquiler de velas, el reaprovechamiento de cera vieja y, sobre todo, el reciclaje. Con tal diversidad de opciones, la sacristía de la catedral de Mallorca, así como muchas de las instituciones eclesiásticas de la época, llegarían a extender el uso de la cera a todos los sectores sociales, ofreciéndola a precios ajustados para las ceremonias fúnebres o incluso prestándola gratia et amore para los viáticos65Barceló Crespí 2019, 23-25..
Habiendo analizado hasta aquí las formas institucionalizadas del consumo en la liturgia, debemos apuntar que estas no eran las únicas circunstancias en que se usaba la cera con motivos religiosos. La devoción privada o las ofrendas votivas también podían implicar, aunque fuese solo en cantidades ínfimas, el contacto con este producto.
UN EJEMPLO DE CONSUMO DE LA CERA: LOS EXVOTOS
⌅Uno de los contextos en los cuales los miembros de los estamentos populares, y el conjunto de la sociedad, tenían acceso a la cera es el mundo de los exvotos. Es bien sabido que los objetos hechos de cera fueron entregados a iglesias y capillas como ofrendas votivas. Desafortunadamente, de momento no tenemos conocimiento de fuentes documentales de carácter seriado, ni en Mallorca ni en otros espacios, que nos ayuden a interpretar este fenómeno a nivel cuantitativo. Por lo tanto, la aproximación aquí ensayada, a riesgo de repetir afirmaciones ya efectuadas por otros autores, es esencialmente cualitativa.
Para fines del siglo XIII y todo el XIV, en la Corona de Aragón, abundan las referencias a imágenes de cera de grandes dimensiones comisionadas por miembros de la alta nobleza, de la casa real o incluso por prelados de la Iglesia66Este último es, por ejemplo, el caso de la figura de Sant Vicente Ferrer comisionada per el obispo de Mallorca en la primera mitad del siglo XV: Velasco 2008, 418. En el siglo XVI, Vasari (1986, 53-54) describiría de qué forma debía trabajarse la cera para esculpir imágenes.. Una imagen de la reina María hecha con 6 kg de este producto y que además contaba con un armazón de madera, fue enviada en 1338 al monasterio de Montserrat para interferir por su estado de salud67Arxiu de la Corona d’Aragó, Barcelona (ACA), Mestre Racional, 898, f. 18 (10-10-1338). Citado por Ferrer i Mallol 2011, 186-187.. Ya antes, en 1273, se documenta una efigie de Jaume I confeccionada con 24 kg de cera por un maestro Martín, y que fue proporcionada al séquito real cuando este se encontraba en Perpiñán68Miret i Sans 2007, 476. Para una panorámica sobre los complejos exvotos en cera realizados por escultores, especialmente durante el reinado de Pedro el Ceremonioso, véase Español 2007, 301-305. Para el mismo fenómeno en el caso italiano, véase Bisogni 2001..
Pero el uso de la cera con fines de este tipo (rogativo, conmemorativo) llegaba también al resto de capas de la sociedad. Al parecer, los exvotos usados por las clases subalternas presentaban cierta unidad tipológica en todo el Occidente cristiano, dada la antigüedad de su uso en la Baja Edad Media69Español 2007, 301..
La gran mayoría de noticias sobre los exvotos de cera para usos populares corresponde al ámbito litúrgico. Por un lado, puede deducirse que una parte del excedente anual de cera que se documenta no solo en Mallorca (tabla 1), sino en la mayoría de las instituciones religiosas del Occidente cristiano70Este es, por ejemplo, el caso del oratorio de Orsanmichele en Florencia, el centro devocional más concurrido en la ciudad a mediados del siglo XIV. Del conjunto de oblaciones en cera recogidas por los oficiales de la confraternidad entre abril de 1360 y diciembre de 1363, 583 kg pertenecían a imagine. En ese período, en conjunto, la institución recogió 5.806 kg de cera, representando los exvotos figurativos el 10 % del total: Archivio di Stato di Firenze, Florencia (ASF), Congregazioni Religiosi Sopprese, Capitani di Orsanmichele, 224. Véase también Sapoznik y Sales i Favà 2024., podía deberse a la existencia de estas figuras, dejadas a los pies de imágenes, en capillas o altares. Transcurrido un tiempo, los oficiales de la sacristía recogían la cera para refundirla o venderla a los candeleros. Desafortunadamente, son raras las anotaciones que especifiquen cuáles eran los tipos de cera revendida.
Como en época contemporánea, sabemos que se ofrecían reproducciones anatómicas, que eran confeccionadas en serie por los candeleros y no por encargo específico71Companys y Santmartí 2015, 115, nota 80. Laven 2019, 37.. Podían ser vendidas en sus obradores y, en función del marco regulador, también por agentes que se apostaban delante o dentro de los templos. En este sentido, para 1370 disponemos de una noticia que describe como algunas vendedoras al detalle de candelas —¿quizás también de exvotos?— trabajaban dentro de la Sede de Mallorca: “vendunt candelis minutatim”72Los candeleros combatieron esta competencia que consideraban desleal, hecho por el cual Joan Nicolau, candelero y ciudadano, coaccionó a las vendedoras con “impositionis sive adiutis” por su trabajo: Hillgarth y Rosselló 1989, 103-104. Un caso muy similar se documenta en Vico, en Piemonte, donde el éxito de una Madona pintada en un pilar a finales del siglo XVI llevó al obispo a prohibir la actividad de aquellos que “vagaban” por el lugar vendiendo exvotos de cera y velas, obligándolos a instalarse en estantes. Cozzo y Raviola 2016. Véase, en este mismo sentido, la obra pictórica de Pieter Brueghel el Viejo “De strijd tussen Vasten en Vastenavond” (El combate entre don Carnal y doña Cuaresma) (1559) actualmente expuesta en el Kunsthistorisches Museum de Viena, en la cual se representa la mesa de una vendedora de exvotos de cera en el pórtico de una iglesia. Imagen similar se recoge en una miniatura de un Libro de Horas neerlandés de mediados del siglo XV donde el vendedor de candelas y exvotos se aposta a los pies de una iglesia en construcción: John Rylands Library, Manchester, Latin MS 39, f. 147r (s. XV).. Los exvotos tenían funciones propiciatorias para la curación o eran depositadas como acción de gracias en los templos73Para inicios del siglo XV se documentó la venta de ojos de cera para la capilla de Santa Llúcia de la iglesia parroquial de Santa Maria de Vilafranca del Penedès, en Catalunya: Massanell 1982, 133-134. Véase también García Herrero y Falcón 2006, 185.. Un ejemplo de su profusión nos lo da el inventario del santuario de Núria, en Catalunya, de 1460, por el cual sabemos que en el templo había “cent sexanta ymatges de sera entre caps e cames e altres de diverses figures, totes de sera e toues”74Pujol i Tubau 1913, 383..
Si bien no tan exuberantes como el anterior, para el caso mallorquín también se localizan algunos ejemplos. En noviembre de 1393 el administrador de la sacristía de Mallorca vendía a un candelero local diversas imágenes, entre las que se encontraban ojos y piernas75ACM, S, 1096, f. 12v (28-11-1393). Véase también Llompart 1978, 236-237.. Dado que disponemos del precio de la cera (4 s. 9 d.), de su volumen (2 l. 5 oz), y que sabemos que cada objeto fue revendido por 3 d., puede calcularse que cada una de estas imágenes votivas pesaba unos 50 gr., algo más que las humildes candelas entregadas en mano en las celebraciones litúrgicas. Este es exactamente el mismo peso que tenían las formas de mama y la pequeña cabeza que se entregaron en 1399 también para refundir76ACM, S, 1100, f. 6v (10-12-1399)..
En este último caso también se incluyó en la reventa una figurita de un papagayo, animal de moda y que constaba en las armas del obispo Berenguer Batlle (†1349), fiel hasta el último momento a la casa real de Mallorca77Llabrés 1888, 102-103. Catafau 2006, 590-591.. No es descartable, por ende, que los exvotos de cera contuvieran también simbolismo político y, como ha destacado Roberta Panzanelli para el caso florentino78Panzanelli 2008, 14-17., fuesen un canal para representar la memoria histórica y la conciencia cívica.
Cabe decir que, a parte de imágenes votivas sancionadas por la Iglesia, también se llegan a documentar otras relacionadas con la magia y que en consecuencia quedaban al margen de la liturgia oficial. En 1390, el rey Joan I mandaba apresar a unos hombres de Zaragoza que practicaban la hechicería con la ayuda de “caractes e figures de cera”, produciéndolas ellos mismos mediante moldes de madera79Roca 1921, 146..
Hechos con las ceras más económicas, y de pequeño tamaño, los exvotos fueron usados por las clases populares a lo largo de la Baja Edad Media como una forma de solicitar la curación o agradecerla. Más allá de las grandes figuras de cera destinadas a los estamentos privilegiados, las partes del cuerpo humano (orejas, narices, brazos, mamas) eran producidas en serie, permitiendo a la mayoría el acceso a estos objetos.
CONCLUSIONES
⌅En este estudio se han descrito algunos mecanismos mediante los cuales las grandes instituciones eclesiásticas amortiguaron los precios (reciclaje, priorización de los tipos más baratos) para, así, poner a disposición de los creyentes el mayor número de velas posibles. Finalmente, se ha explorado el ámbito de los exvotos, donde de forma más autónoma los individuos pudieron entrar en contacto con la cera, un producto con propiedades casi místicas, de mediación con Dios y, quizás también, con capacidad de trasladar ideas políticas.
A pesar de la irregularidad en la producción, de la escasez y de los elevados precios alcanzados en el mercado, se constata como la cera llegaría a todos los estratos sociales. De esta forma, puede afirmarse que, alrededor de la cera, se organizó en la Baja Edad Media una suerte de economía moral.
El acceso a la cera llegaría incluso hasta un ámbito con escasa regulación institucional como el de los exvotos. Recordemos, en este sentido, que de cera estaba hecha tanto la efigie del rey que pesaba 24 kg como la pequeña oreja de 50 gr para ser depositada en una capilla para pedir la intercesión en una dolencia. El hecho nos habla de la voluntad de las clases populares para emular, a su medida, las pautas de consumo de los estratos más acomodados de la sociedad feudal.
Aunque el artículo se haya centrado en el caso mallorquín, el ejemplo expuesto aquí no constituye un unicum. Si bien es cierta la posición privilegiada de la isla en cuanto a la recepción de cera norteafricana, el conjunto de pautas de consumo localizadas se asemeja a las estudiadas hasta el momento para Inglaterra, Italia, y la península ibérica80Para el caso inglés, véase Sapoznik 2018. Sapoznik y Sales i Favà 2024. Para el italiano, concretamente el florentino, Shaw y Welch 2011, además de Sapoznik y Sales i Favà 2024. Para el caso ibérico, específicamente el barcelonés: Sales i Favà y Vela Aulesa 2022. Y también Sales i Favà en prensa (b).. Esperemos que nuevos trabajos exploren a partir de ahora el consumo de este producto para otros contextos, especialmente para aquellos que se hallaban más alejados de los mayores centros de producción: la Europa del Norte81Siguiendo la senda de Whelan 2023. y, a partir del siglo XVI, el Nuevo Mundo.