Pere Calders, uno de los más laureados y reconocidos escritores en lengua catalana del siglo XX1Gregori Soldevila 2006., regresó a Barcelona desde su exilio mexicano en octubre de 1962. Forzado a marchar en los últimos días de la Guerra Civil española —había formado parte del ejército republicano como cartógrafo del Cuerpo de Ingenieros— pasó en México veintitrés años, “toda una vida”2Carta de Pere Calders (en adelante, Calders) a Vicenç Calders, México D. F., 12 de febrero de 1962, Biblioteca d’Humanitats de la Universitat Autònoma de Barcelona (en adelante, BH-UAB), Fons Pere Calders, CalC_157, f. 1, https://www.bib.uab.cat/human/fonspersonals/calders/registre.php?caldersid=70. Todas las traducciones del catalán y del inglés de este artículo han sido efectuadas por la autora., según el sentir que expresó a su padre, Vicenç Calders, poco antes de emprender el retorno —su propósito y su mayor deseo en el exilio— junto a su esposa Rosa Artís3La segunda esposa de Calders era hermana del artista Avel·lí Artís i Gener (Tísner), amigo del escritor, con quien había compartido actividades periodísticas en Cataluña durante la II República española. Desde febrero de 1939 Calders y los Artís compartieron un primer y breve exilio francés en el campo de refugiados de Prats de Molló y en Toulouse. Se reunieron en México a mediados de 1939, donde Calders llegó con la ayuda del Comitè Universitari d’Ajut als Refugiats. Puig Molist 2003. Campillo 2011, 76. y a sus hijos Ramón, Glòria y Teresa: “hay que afrontar y superar todo en vista del objetivo supremo que tenemos: reunirnos, volver a vernos, estar en nuestra casa”4Carta de Calders a Vicenç Calders, Barcelona, 12 de febrero de 1962, BH-UAB, Fons Pere Calders, CalC_157, f. 1, https://www.bib.uab.cat/human/fonspersonals/calders/registre.php?caldersid=70..
La época que pasó en la ciudad de México supuso una experiencia determinante que el escritor atravesó con su proverbial optimismo “patológico”5Monzó, Quim, “Entrevista a Pere Calders (1985)”, Paper de Vidre, Barcelona, 19/1/2010, https://traces.uab.cat/record/95050. y con un volitivo apego a la cultura y a las costumbres cotidianas catalanas que le hacían pasar crisis de “inadaptación y de añoranza6Carta de Calders a Joan Triadú, México D. F., 5 de enero de 1961, en Calders y Triadú, 2009, 109.. En lo personal, fue testigo del final de su primer matrimonio con Mercè Casals, de la formalización —de acuerdo a las leyes del país de acogida— de su relación con Rosa y del crecimiento de la “familia mexicana”7Carta de Calders a Vicenç Calders, México D. F., 8 de enero de 1951, BH-UAB, Fons Pere Calders, CalC_038, f. 1, https://www.bib.uab.cat/human/fonspersonals/calders/registre.php?caldersid=36.. Marcó también su constante relación epistolar con quienes había dejado atrás (sobre todo, sus padres y Joan, su primer hijo) y su integración intelectual, política y personal en el entorno exiliado catalán, con el que compartía objetivos, pero también vivencias y afectos cotidianos. En lo profesional, esos años profundizaron las actividades que había comenzado en Cataluña antes de la Guerra Civil: la editorial y la de diseño gráfico —que le proporcionaron un medio de vida regular en el nuevo país— pero, sobre todo, la de escritor. Durante sus dos décadas en Ciudad de México, Calders sistematizó su dedicación a la literatura. Sobre todo, a partir de su vínculo epistolar con el editor Joan Triadú se abrió paso desde la distancia en el mundo literario catalán —que resistía la represión a la que la dictadura franquista había sometido a la cultura catalana desde 1939— y se labró un nombre de prestigio creciente8Gregori Soldevila 2006.. Estos derroteros domésticos, ideológicos y profesionales determinaron la vida de Calders de manera definitiva, como surge de su producción literaria y de la correspondencia que mantuvo con familiares, amigos, colegas e interlocutores del mundo editorial, político y cultural catalán.
Quizás es comprensible que los escritos de un literato y periodista sean los que despiertan un interés primordial en las ciencias humanas y sociales, y el caso de Calders no es una excepción: los trabajos publicados se centran en temáticas que incumben a sus textos literarios9Gregori Soldevila 2006. Calders y Dagom 2011., aunque también existen trabajos que recopilan su epistolario10Calders y Triadú, 2009. Calders 2002., analizan su veta de dibujante y humorista —que también despuntó con desenvoltura junto a Tísner—11Calders 1991. o que recuperan las reflexiones políticas y culturales de los artículos que escribió para el periodismo catalán12Calders 2019.. Sin embargo, respecto de los estudios sobre flujos de población entre España y América durante la época contemporánea, la experiencia calderiana sigue sin despertar un interés específico, a pesar de la documentación contenida en el vasto Fons Documental Pere Calders13El archivo alberga también la documentación de su padre. Disponible en: https://www.bib.uab.cat/human/fonspersonals/calders/ que custodia la Biblioteca d’Humanitats de la Universitat Autònoma de Barcelona (BH-UAB). Este archivo incluye, además de material literario, privado y hemerográfico escrito, un dilatado conjunto de fotografías, dibujos y producción audiovisual que permitirían estudiar con detalle el transtierro del escritor y su familia e insertarlo en el complejo itinerario exiliar republicano14Lucci 2017a..
Sabemos que el exilio —del cual el retorno es una etapa fundamental15Gil Lázaro y Fernández Vicente 2020., aunque no indispensable—, es un componente estructural de la historia española16Abellán 2001, 35.. En el siglo XX, durante la coyuntura de la caída de la II República marcó, con su impronta de fatalidad, la salida de población hacia América y Europa. Generó en los refugiados una autopercepción y una cosmovisión singulares que los llevó a “experimentar el espacio y el tiempo como dimensiones no solo naturales o psicológicas, sino también políticas”17Sánchez Cuervo 2014, 119.. Esta cualidad no siempre supuso una “re-territorialización” cómoda ni la construcción de percepciones que permitieran una transición identitaria apacible y progresiva desde la afinidad con “la patria perdida” hacia la de la “patria de destino”18Senkman 2014, 12.. La manera en que hombres, mujeres, jóvenes y niños se enfrentaron a esa cesura en sus existencias —espacios nuevos, culturas nuevas, experiencias nuevas, contactos nuevos, destrezas nuevas—, las modificó de manera radical, originó respuestas emocionales que se plasmaron no solo en la esfera pública sino también en el ámbito privado.
El giro emocional que ha marcado las investigaciones en las ciencias humanas y sociales en las últimas décadas —aunque con más dilación en los estudios históricos19García Mello 2013, 2— ha permitido incorporar el análisis de las emociones a los estudios migratorios: “La experiencia de migrar está atravesada por las emociones”20Bjerg 2020, 1.. Si bien todavía persiste la dificultad teórica de definir unívocamente “emoción” en las ciencias sociales21Pinedo Cantillo y Yáñez Canal 2018, 14., el concepto ha probado su idoneidad para presentar un “panorama dinámico en el que la historia no solo signifique, sino que también explique”22Moscoso 2015, 24.. Además de facultar la interdisciplinariedad teórica, permite ejercitar una nueva perspectiva de interpelación del pasado:
Son las emociones, principalmente, las que evocan movimientos profundos de sentido a lo largo del tiempo, las que dan cuenta de cambios históricos profundos; esto es, la relación de los sujetos con sus contextos, con sus horizontes de posibilidad23Belmar Mac-Vicar 2019, 78..
Así percibida la historicidad de las emociones, su permeabilidad a factores sociales y culturales —que no soslayan sus aspectos biológicos, sino que los integran a problemáticas específicas—, permite desarrollar un trabajo científico que se centra “en más que poder y política, y que reconoce la complejidad de la vida emocional”24Rosenwein 2002, 843..
Desde este marco teórico se han podido delinear vías de estudio culturales que exploran el transtierro evitando descripciones simplificadas que soslayan los “estándares emocionales colectivos distinguibles”25Garrido Otoya 2020, 10. de cada sociedad, y la manera de expresarlos que cada una desarrolla. Metodológicamente, además, a partir de un corpus documental ya existente como las fuentes textuales —públicas y privadas—, al que se suman testimonios materiales —ropa, enseres domésticos, juguetes, dibujos o fotografías, por ejemplo— es posible evadir estereotipos y ayudar a entender la experiencia exiliar como un proceso complejo. Estos “objetos emocionales” que han ganado un espacio como objetos de estudio en la historia cultural también abren el espectro de observación del exilio pues comprueban, desde una problemática específica, la afirmación de María Bjerg sobre la historia de las emociones:
En la actualidad, quedan pocas dudas de que a partir de los desvaídos rastros —textuales y materiales— dejados por los actores del pasado, el historiador puede aprehender los estándares, repertorios, estilos y expresiones emocionales26Bjerg 2019, 14..
Respecto de España, la historia emocional ha explorado con interés creciente, sobre todo en la última década27Rodríguez López 2014. Moscoso 2015., el impacto de las migraciones en la vida peninsular. Numerosas vías de análisis han podido profundizarse: la adopción de la categoría comunidad emocional28Rosenwein 2006, 2. desde la “historia de la experiencia”29Rodríguez López 2014, 14. en los estudios exiliares ha influido en los trabajos sobre la construcción de redes de integración y socialización en el país de acogida; sobre la continuidad de los lazos con el país de origen; sobre la construcción y reproducción de imaginarios identitarios; sobre la impronta que los flujos de población dejaron en los países de destino a nivel sociocultural o —en un punto que nos interesa específicamente en este texto— en las particularidades que conformaban la experiencia del retorno. Asimismo, ha sido posible reforzar la rigurosidad del uso de categorías como “exilio”, “migración”30Ascunce 2013.; “movilidad”, “desplazamiento” 31Gallo González, Leuzinger y Dolle 2021, 1., “retorno”32Gil Lázaro y Fernández Vicente 2020., o la adaptación de otras como “emoción”33Gil Lázaro y Fernández Vicente 2020. o “régimen emocional”34Rodríguez López y Ventura Herranz 2014.. Para la época contemporánea, esta actualización ha hecho posible examinar con renovadas herramientas la manera en que los exiliados republicanos reaccionaron ante un cambio de vida contundente:
… con el uso preferente de la perspectiva emocional, procuramos adentrarnos en una historia del exilio desde los exiliados y nos preguntamos y les preguntamos cómo gestionaron y experimentaron sus vidas y cómo se las explicaron a sí mismos, a su entorno, a quienes compartían exilio con ellos y a los que no lo hacían35Rodríguez López y Ventura Herranz 2014, 119..
En el presente artículo efectuaremos una contribución original a los estudios sobre el exilio español partir de la historia emocional. Nos centraremos, en general, en el contingente de exiliados republicanos que llegaron a México desde 1939. En particular, trabajaremos sobre los catalanes que allí buscaron refugio y, específicamente, estudiaremos la vivencia del retorno de Pere Calders a Barcelona en 1962. Para ello, nos centraremos en las fotografías de su archivo personal. Esta elección nos parece necesaria porque su experiencia exiliar apenas ha sido abordada por la ciencia histórica y el fondo documental de la UAB tampoco ha sido integrado de manera sistemática a trabajos sobre movimientos de población peninsulares contemporáneos. Esta particularidad es más perceptible respecto del material fotográfico del fondo de 1.006 fotografías —la mayoría tomadas por el escritor entre 1939 y 1992— que constituyen un verdadero seguimiento visual de su exilio y de su reencuentro con el entorno familiar, intelectual y profesional barcelonés36Algunas aproximaciones preliminares pueden encontrarse en: Piquer Vidal 2011 y Lucci 2013.. Como sabemos, la documentación fotográfica es idónea y necesaria para el análisis histórico37Heras Herrero 2013, 18-19. y también como objeto de memoria para ampliar la investigación de las emociones más allá de las fuentes textuales:
La fotografía (…), caracterizada como recuerdo, provoca en el ojo que la ve una síntesis de la memoria personal. Significa gestos, actos y sentimientos. Construye redes de significados precisos que singularizan la rememoración por el acto emocional que provoca en el observador y por la complicidad que establece o pretende establecer entre el que observa y el que la foto representa38Pinheiro Koury 2017, 77..
En ese contexto, el marco teórico-metodológico de la historia de las emociones se revela como el indicado para analizar el fondo fotográfico del escritor y relacionar el contenido de las imágenes con la subjetiva visión de su transtierro. Este objetivo nos permite integrar al análisis histórico del corpus fotográfico de Calders la interpretación antropológica que nos proporciona Jorge Moreno Andrés para estudiar cómo, a partir de fotografías, los exiliados construyen y reconstruyen su propio derrotero vital y “crean significados en su vida diaria”39Moreno Andrés 2018, 39..
El prolongado exilio de Calders es conducente porque lo convirtió en protagonista y testigo de las consecuencias socioculturales, políticas e ideológicas del franquismo y de las primeras décadas de la democracia española. Su estrecha vinculación con la colectividad catalana exiliada en México, su sólido contacto con su entorno familiar, intelectual y profesional a ambos lados del Atlántico antes de su regreso, y la aceptación popular de su producción literaria y periodística en el ámbito cultural catalán durante el último cuarto del siglo pasado, constituyen procesos y circunstancias cuyo desarrollo es posible rastrear documentalmente. Por lo tanto, contribuirán no solo a conocer más acabadamente el derrotero personal sino también el devenir peninsular de Calders —a escala local, regional e internacional— durante el tumultuoso siglo XX.
El retorno —la última etapa del exilio y el recorte temporal que escogimos para este análisis— fue el hecho que ocupó siempre, con una mezcla de anhelo y miedo, el pensamiento del escritor:
Me preguntáis si pienso volver. Pienso en ello casi con obsesión y no lo hice hasta ahora por razones de tipo económico. (…) recomenzar en Cataluña, exponiendo a los pequeños a privaciones cuya extensión no puedo prever, me da miedo. Pero con la ayuda de Dios, volveré40Carta de Calders a Joan Triadú, México D. F., 16 de enero de 1953, en Calders y Triadú 2009, 20..
Por lo tanto, considerando también emociones a las “sensaciones, pasiones e instintos”41Rodríguez López 2014, 14. analizaremos las fotografías de su archivo, poniendo especial atención a las del período 1962-1992 y que reflejan su contacto con Cataluña en general, y con Barcelona en particular. Las contextualizaremos con la correspondencia que mantuvo durante esos años, ya que este diálogo entre distintos componentes del archivo legado por Calders nos permitirá contextualizar nuestros hallazgos y dotarlos de la rigurosidad científica necesaria para evitar meras conjeturas o inferencias incomprobables. Así, integraremos esas fuentes en un estudio visual de las emociones del escritor que nos asome a cómo experimentó y se explicó a sí mismo la historia de su exilio para elucidar las narrativas asociadas a cada imagen,
… que nos explican parte de los tránsitos y manipulaciones, pero que también nos hablan de lo que en ella no aparece, apuntando con frecuencia a elementos que están fuera de campo, y sin los que no se podría entender la vida social de este objeto42Moreno Andrés 2018, 27..
Estableceremos, asimismo, la cantidad de imágenes que recorren su vuelta para valorar su peso en el conjunto documental, pero sobre todo bucearemos en los protagonistas materiales y humanos de las imágenes: perspectivas, ámbitos, actividades, compañías, pero no para cuantificar, sino para entender emocionalmente su deseo —y manera— de atrapar la geografía, para preguntar por la gestión y la experimentación de las emociones del retorno —y, por ende, del exilio— y cómo esa vuelta impactó en las personas con quienes compartió su reencuentro con Barcelona.
“RECLAMAR UNA COMPLETA LIBERTAD PARA SOÑAR”43Calders, en Gregori Soldevila 2019, 38.
⌅Un primer acercamiento a las fotografías tomadas por Calders revela que no están hechas para los demás, sino para sí mismo. Contrariamente a otros exiliados —como es el caso del cartelista Carles Fontseré44Rius 2018.— Calders nunca trabajó como fotógrafo, aunque sí las utilizaba para sus trabajos en publicidad45Carta de Calders a Vicenç Calders, México D. F., 5 de marzo de 1962, BH-UAB, Fons Pere Calders, CalC_0162, f. 1-2. y desarrolló su intenso entusiasmo por la fotografía en el ámbito privado. Lo que escribía se hacía público: la explicación de su cosmovisión fue divulgada ex profeso en una literatura que, desde la fantasía, plasmaba “una determinada evidencia de la realidad”46Gregori Soldevila 2019, 38.; las imágenes pertenecieron siempre a su intimidad.
Una segunda mirada general identifica, además, el punto de mira emocional de las imágenes: ese optimismo a ultranza que, como vimos, el escritor definió como uno de los vectores de su percepción del mundo. Así, las fotografías calderianas nos ayudan a rastrear otro registro, íntimo y emocional, de su exilio. El entorno geográfico, familiar, intelectual y profesional que el escritor plasmó en esas imágenes nos permite comprender que la fantasía, como forma de un acercamiento optimista a un contexto vital adverso, marcó su perspectiva visual, igual que definió a su literatura: “La fantasía, entonces, solo erróneamente —o anacrónicamente— se puede interpretar como una evasión, porque la realidad abarca el conjunto de la experiencia, incluyendo la imaginación”47Calders, Pere, “L’exploració d’illes conegudes I”, Serra d’Or, Barcelona, 7, 1966, 558-559..
En su producción literaria se combinan la tarea intelectual marcada por la distancia48Sánchez Zapatero 2009, 1. y por la imposibilidad de volver, con la influencia que el país de acogida dejó en sus textos49Por ejemplo, Calders 1957, libro de relatos centrado en el entorno y la gente mexicana.. Por su parte, las fotografías, cargadas de un fuerte contenido simbólico, retrataron el peso emocional”50Sontag 2014, 154. de la distancia en el derrotero personal de Calders. Así, letras e imágenes fueron, respectivamente, profesión y confesión, producciones intelectuales de una vivencia individual que se integró en la experiencia colectiva del desarraigo republicano. Ambas constituyeron, a la vez, el reservorio de su concepción del mundo, pero mientras una buscaba difundirla, la otra se convirtió en el espacio de su reafirmación individual en el ámbito de la vida privada.
El particular registro visual de la intimidad calderiana se plasmó durante su transtierro, pero era una práctica de la que había sido testigo desde la infancia. El fondo de la Biblioteca d’Humanitats de la UAB permite comprobar con casi cien imágenes que el padre de Calders recogía habitualmente en fotografías —propias o encargadas— los hechos salientes de la vida cotidiana familiar51Autor/a sin identificar, Fotografía familiar en Sitges, Vicenç Caldés i Arús, Pere Calders i Teresa Rusiñol, Sitges, 1924, BH-UAB, Fons Pere Calders, infantesa_043, https://ddd.uab.cat/record/58494..
Las inclinaciones intelectuales de Calders fueron estimuladas desde la infancia, que transcurrió en el contexto del auge del catalanismo cultural y político. Cursó sus estudios primarios en la escuela Mossen Cinto barcelonesa y en 1929 ingresó en la Escuela Superior de Bellas Artes. Sin embargo, de acuerdo con el conjunto de imágenes conservado, el Calders fotógrafo surgió mucho después del escritor y del periodista, que habían comenzado su andadura desde muy joven, pero sobre todo a partir de la década de 1930. Las primeras fotografías del archivo de la UAB tomadas por el escritor son de 1944. Por lo tanto, podemos afirmar que el interés por plasmar su vida en imágenes se desarrolló durante su exilio. De las 1006 imágenes del fondo52Se incluyen las fotografías tomadas por Pere Calders y otros autores., 873 (más del 87 %), recorren su vida mexicana y los treinta años que pasó en Cataluña a partir de 1962.
EL PREÁMBULO VISUAL: UNA CATALUÑA EN MÉXICO
⌅Como afirmamos más arriba, la dimensión emocional forma parte de todo proceso de desplazamiento humano, del que la migración constituye una de sus experiencias más complejas. Así, exiliarse supone no solo abandonar un lugar geográfico sino también experimentar un desarraigo subjetivo, un quiebre individual y colectivo fruto del “desplazamiento interno que implica semánticamente el prefijo des- y que señala el carácter psicológico o imaginativo de sentirse «fuera de plazamiento» o «fuera de lugar» en el presente”53Gallo González, Leuzinger y Dolle 2021, 2..
Esta separación se exterioriza a partir de lo que nos moviliza por dentro: las emociones. Para comprender este punto en las fotografías del regreso en su justo contexto es necesario reflexionar brevemente sobre las que tomó en México. Calders nunca se sintió realmente integrado en su país de acogida: “Lo cierto es que, después de veinte años, no hemos conseguido adaptarnos a un país que ha sido muy generoso con nosotros”54Carta de Calders a Joan Triadú, México D. F., 8 de octubre de 1959, en Calders y Triadú 2009, 96.. Ese sentimiento de aislamiento hizo que, en las imágenes, la ciudad de México actuara solo como un telón de fondo: pocas son las veces en que el objetivo se detuvo en captar a la ciudad como tema principal. En general, solo constituía el espacio que albergaba a la Cataluña a la que ansiaba retornar, una que no podía habitar, pero que él definió a través de la gente que lo rodeaba: su familia, sus amigos y sus compañeros de ruta política. Parques y calles están retratados a partir de un sentimiento de lejanía, mientras que son las personas que las ocupan quienes revelan un sentido de pertenencia. Así esta “genealogía fotográfica”55Moreno Andrés 2018. formada por su esposa, sus hijos, sus amigos —Agustí Bartra, Josep Maria Roure o Josep Soler, por ejemplo— o el núcleo de intelectuales responsable de la revista Pont Blau (una de las más prestigiosas de las que florecieron en el exilio republicano) nos acercan a una suerte de Cataluña en México que el escritor concibió y plasmó en las imágenes: una patria fuera de su territorio pero que no había desaparecido porque se materializaba en él mismo —en sus autorretratos— y, sobre todo, en las personas y en las tareas cotidianas que jalonaban su destierro: “hace veinte años que estoy fuera de Cataluña, sin haberme ido jamás del todo o, al menos, la parte que me importa más de mí mismo, y me valgo de todos los espejos para seguir habitándola”56Carta de Calders a Joan Triadú, México D. F., 14 de abril de 1959, en Calders y Triadú 2009, 92..
Los autorretratos (imagen 2) y la presencia de seres queridos —unidos, solidarios, sonrientes— (imagen 1)57Ver también, entre otras, Roure, Josep Maria, Pere Calders, Rosa Artís y Zina Roure en México D.F., México D. F., ca. 1945, BH-UAB, Fons Pere Calders, exili_249, https://ddd.uab.cat/record/59335. son, junto al registro de espacios reconocibles en las casas que habitó o en sus lugares de trabajo, las fisonomías y los ámbitos que definieron esta etapa que reencontraremos en las fotografías del retorno y que muestran la construcción del mundo cotidiano que Calders retrataba a partir de la esperanza o la alegría. En ese sentido, Rosa y los hijos son omnipresentes y es posible seguir sus cambios físicos a lo largo de los años en base a las imágenes. Eventualmente, la visión de una oficina vacía que albergaba sus instrumentos de trabajo en publicidad y su chaqueta revela soledad o melancolía58Calders, Fotografía de la oficina de publicidad del escritor en México D.F., México D. F., ca. 1950, BH-UAB, Fons Pere Calders, exili_259, https://ddd.uab.cat/record/59094.. Pero la cotidianeidad fantástica de Calders no contemplaba un espacio visual marcado por el desaliento. Dos de las preocupaciones centrales del escritor no forman parte de la construcción emocional visual de su realidad mexicana, a pesar de que se plasmaban con detalle en la correspondencia que mantenía con familiares y amigos del otro lado del Atlántico. Por un lado, el temor a que sus hijos perdieran contacto con la cultura catalana: “Vivimos ahora, yo y los míos, una crisis de añoranza fortísima. Me doy cuenta de que no estaré a tiempo, si no tomo una decisión inmediata, de realizar el deseo de que mis hijos se eduquen en Cataluña”59Carta de Calders a Joan Triadú, México D. F., 13 de agosto de 1959, en Calders y Triadú 2009, 94..
Imagen 1 Calders, Pere. Pere Calders, Raimon Calders, Glòria Calders, Tessa Calders y Rosa Artís, en México D.F., México D. F., 1954, Biblioteca d’Humanitats-Universitat Autònoma de Barcelona (en adelante, BH-UAB), Fons Pere Calders, exili_250, https://ddd.uab.cat/record/59085. Por el otro, la decepción respecto de lo que podía hacerse desde el exterior para acelerar la caída de la dictadura franquista60Fèrriz Roure 2012, 46.: “Creo que nuestro exilio ha perdido su significación y que seríamos más útiles en Cataluña”61Carta de Calders a Joan Triadú, México D. F., 16 de enero de 1953, en Calders y Triadú 2009, 20..
Los “años tan dolorosos de separación”62Carta de Calders a sus padres, México D. F., 12 de febrero de 1962, BH-UAB, Fons Pere Calders, CalC_0157, https://www.bib.uab.cat/human/fonspersonals/calders/registre.php?caldersid=69 y Carta de Calders a Vicenç Calders, México D. F., 12 de febrero de 1962, BH-UAB, Fons Pere Calders, CalC_0158, https://www.bib.uab.cat/human/fonspersonals/calders/registre.php?caldersid=70. acabaron a comienzos de la década de 1960, cuando tomó la decisión de volver a su tierra, a pesar de las emociones encontradas que despertaba en él:
Sé que nuestro retorno planteará situaciones difíciles, de readaptación y de otras cuestiones, pero quedarnos en México, pensar en envejecer o en que los niños se hagan grandes aquí implica toda la tristeza que ustedes conocen y que comparten con nosotros63Carta de Calders a sus padres y a Joan Calders, México D. F., 18 de diciembre de 1961, BH-UAB, Fons Pere Calders, CalC_0148, f. 2, https://www.bib.uab.cat/human/fonspersonals/calders/registre.php?caldersid=661..
Después de meses de preparativos y trámites consulares que Calders relataba con minuciosidad —a veces inflamada64Carta de Calders a sus padres y a Joan Calders, México D. F., 11 de agosto de 1962, BH-UAB, Fons Pere Calders, CalC_0189, f. 3, https://www.bib.uab.cat/human/fonspersonals/calders/registre.php?caldersid=673., a veces seria65Carta de Calders a sus padres, México D. F., 18 de agosto de 1962, BH-UAB, Fons Pere Calders, CalC_0190, f. 1, https://www.bib.uab.cat/human/fonspersonals/calders/registre.php?caldersid=674.— a sus padres, el viaje se realizó en octubre de 1962. La alegría y la esperanza del reencuentro se mezclaban con el miedo a no poder resolver la coyuntura familiar en la sofocante sociedad franquista —Calders y Rosa Artís estaban casados en segundas nupcias en México, y durante la dictadura no había ley de divorcio en España— y a los imprevistos de la nueva vida66Carta de Calders a Joan Calders, México D. F., 18 de junio de 1962, BH-UAB, Fons Pere Calders, CalC_0180, f. 1, https://www.bib.uab.cat/human/fonspersonals/calders/registre.php?caldersid=673.. Pero estos testimonios emocionales, que recogen también el interés del escritor de llevarse consigo las máquinas fotográficas para darles uso profesional en el ámbito editorial, y también personal, solo son escritos67Carta de Calders a sus padres y a Joan Calders, México D. F., 19 de marzo de 1962, BH-UAB, Fons Pere Calders, CalC_0165, f. 2, https://www.bib.uab.cat/human/fonspersonals/calders/registre.php?caldersid=77.. De la etapa del regreso no hay fotografías tomadas por él mismo; en el fondo de la Biblioteca d’Humanitats solo sobreviven siete —algunas de Raimon Calders o Rosa Artís, otras con autor desconocido— que retratan con mesura y serenidad los días de la travesía en el vapor “Covadonga” (imagen 3). En esos momentos no se perciben emociones desbordadas, sino leves sonrisas y gestos de solemnidad: el hogar imaginado y el real se acercaban para hacerse uno solo y concretar el retorno.
Imagen 3 Calders, Raimon. Pere Calders en el “Covadonga”, Barcelona, octubre de 1962, BH-UAB, Fons Pere Calders, viatgeretorn_001, https://ddd.uab.cat/record/58714. LA BARCELONA DE CATALUÑA
⌅Como afirmó Jaume Subirana al relatar la medular vinculación entre Pere Calders y el poeta Josep Carner desde su encuentro en México D.F. en julio de 1939, “la historia de la cultura es también la historia de una serie de relaciones personales entre algunos de sus protagonistas”68Subirana 1996, 225.. Esta ligazón, según surge de las fotografías calderianas, engloba no solo personas, sino también espacios y artefactos cotidianos.
En sus años mexicanos, como vimos, el escritor había utilizado la fotografía para, desde su cosmovisión “negada para la tragedia”69Puigtobella 1996, 311., construir una realidad animosa e indolora que, sin regodearse en el patetismo, dejara testimonio de la dureza del exilio. Si durante la etapa mexicana sus imágenes habían constituido un vehículo de expresión y resiliencia intima —una reacción “típica”70Frankl 1991, 29. en respuesta a una experiencia vital que, por su duración, se había convertido en habitual—, en el retorno —última etapa exiliar— era “objetivamente normal”71Frankl 1991, 29. que continuara utilizándolas como procedimiento de expresión privado de sus emociones. El mundo “indoloro”72Puigtobella 1996, 311. de Calders encontró su espacio anhelado al volver a Cataluña y afincarse en Barcelona. Allí, lejos de abandonar la práctica de la fotografía, continuó ejercitándola de forma paralela a su cada vez más prolífica y reconocida carrera de escritor. Sin embargo, como veremos, el objetivo de la lente emocional sí que cambió sustancialmente en cuanto a los protagonistas de sus instantáneas.
La parafernalia fotográfica
⌅La comprobación del gusto de Calders por la fotografía surge de su práctica sistemática durante su vida adulta, pero también está registrada en su correspondencia. Más allá de lo que podía aportar a su trabajo en publicidad aparece estrechamente vinculada a su mundo emocional. Este punto puede afirmarse, por ejemplo, respecto de los lazos afectivos de amor paternal del escritor. En la primera etapa de sus años mexicanos la fotografía había sido tema de conversación con su primogénito Joan —que había quedado en Barcelona con su madre— a través del cual profundizaba el vínculo desde la distancia: “Tienes razón al suponer que tengo muchas máquinas fotográficas, y en pensar que, cuando tenga la felicidad de poderte abrazar, al menos un par serán para ti”73Carta de Calders a Joan Calders Casals, México D. F., 12 de abril de 1947, BH-UAB, Fons Pere Calders, CalC_0006, f. 1, https://www.bib.uab.cat/human/fonspersonals/calders/registre.php?caldersid=50..
En 1962, meses antes de emprender el retorno, el escritor hacía un recuento de las cámaras de fotos y los correspondientes accesorios que poseía. Poder contar con esos implementos, hablar de ellos y pensar que podían serle útiles al llegar a Barcelona, hacía crecer la alegría por el reencuentro de toda la familia74Carta de Calders a Vicenç Carlders, México D. F., 22 de febrero de 1962, BH-UAB, Fons Pere Calders, CalC_0160, 2, https://www.bib.uab.cat/human/fonspersonals/calders/registre.php?caldersid=72.. Por esa razón, contrariamente a otro tipo de material profesional y personal que había reunido durante su exilio, tenía claro que quería llevárselos consigo a Barcelona:
Rosa quiere llevarse la máquina de coser, una Singer eléctrica portátil. Cosas que nos han costado mucho, como el televisor y los muebles, los venderemos a un precio bajo, pero todo será para bien si nos ayuda al retorno. El equipo cinematográfico que me llevaría es el siguiente: 1. Máquina “Exacta Varex”, de 35 mm., (…) máquina “Ikoflex”, con Tessar 3.5, (…) 1 maquina “Exacta”, 4.5 x 6 cm. (...) una ampliadora “Federal”, con dos objetivos75Carta de Calders a sus padres y a Joan Calders Casals, México D. F., 5 de marzo de 1962, BH-UAB, Fons Pere Calders, CalC_0162, f. 2, https://www.bib.uab.cat/human/fonspersonals/calders/registre.php?caldersid=74..
El retorno marcó su definitiva vinculación personal con la fotografía. Por lo que se desprende de las imágenes a partir de 1962, el escritor continuó captando su cosmovisión en su tierra natal. Allí, de la misma manera que en México, el mundo íntimo de Calders continuó siendo refractario al dolor, pues ninguna tribulación quedaba registrada: inconvenientes cotidianos como cancelación de compromisos76Carta de Calders al Ayuntamiento de Cubelles, Barcelona, 20 de abril de 1986, BH-UAB, Fons Pere Calders, CalC_0461, f. 1, https://www.bib.uab.cat/human/fonspersonals/calders/registre.php?caldersid=991., cuestiones laborales como la relación con la editorial Laia77Carta de Calders a Barcanova S.A., Calders, Barcelona, 5 de octubre de 1989, BH-UAB, Fons Pere Calders, CalC_0585, f. 1, https://www.bib.uab.cat/human/fonspersonals/calders/registre.php?caldersid=1118. o dificultades personales como los problemas de salud de algún miembro de la familia78Carta de Calders al Centre Cultural “Casa Nostra”, Barcelona, 21 de junio de 1990, BH-UAB, Fons Pere Calders, CalC_0514, f. 1, https://www.bib.uab.cat/human/fonspersonals/calders/registre.php?caldersid=1045. que se recogen en su correspondencia están ausentes en las imágenes, que siguieron rescatando desde un optimismo exultante lo provechoso de estar de vuelta. Su prolongada relación con la Unión Tipográfica Editorial Hispano-Americana (UTEHA), de México —editorial que proveyó de empleo a un gran número de exiliados republicanos en ese país79Lucci 2017b.— lo ayudó a trabajar desde 1963 en la editorial Montaner y Simón de Barcelona80Calders llegó a ocupar el cargo de gerente de producción. Rosell i Riera 2008, 20.. Así, con un empleo asegurado que podía compaginar con la literatura, la fotografía se integró definitivamente a su mundo personal. Este vínculo pone de manifiesto un cambio fundamental en su mirada. Las cámaras fotográficas dejaron de ser, como hasta entonces, solo un vehículo de registro emocional o de su destreza profesional en el ámbito editorial para convertirse también en las protagonistas de algunas imágenes: desplegadas en el estudio fotográfico de su domicilio definitivo de la calle Borrell81A su llegada, la familia retornada había vivido en un piso en Sant Cugat del Vallés, que había conseguido su padre como primera vivienda. Carta de Vicenç Calders a Pere Calders, Barcelona, 20 de septiembre de 1062, BH-UAB, Fons Pere Calders, CalC_0436, f. 1, https://www.bib.uab.cat/human/fonspersonals/calders/registre.php?caldersid=966., la parafernalia fotográfica detallaba la felicidad y la plenitud personal que aportaban a su vida cotidiana (imagen 4). Otras imágenes recurrentes en ese sentido tienen que ver con los libros y revistas —a veces en orden en los anaqueles de las bibliotecas, otras dispersas en un cúmulo vital—, que registran tanto su actualización sobre el tema cuanto la seguridad y la satisfacción que la fotografía aportaba a su vida profesional82Calders, Fotografía de revistas de cámaras fotográficas, Barcelona, 1982, BH-UAB, Fons Pere Calders, familia_282, https://ddd.uab.cat/record/59400..
Imagen 4 Calders, Pere. Estudio fotográfico de Pere Calders en la calle Borrell, Barcelona, ca. 1970, BH-UAB, Fons Pere Calders, familia_008, https://ddd.uab.cat/record/58805. Si desde la mesa de trabajo de ese despacho hogareño efectuamos un movimiento en espiral exógeno —solo para mantener el orden del análisis— hacia la geografía vital de Calders en Barcelona, vemos cómo entornos, espacios y personas encontraron su lugar en las fotografías privadas del escritor y las convirtieron en un relato visual no solo de su vida, sino también de sus emociones a lo largo de las décadas.
La literatura
⌅Las fotografías del Calders literato no son nuevas en su archivo: en las décadas mexicanas se autorretrató mientras escribía. Sin embargo, al afincarse en Barcelona la necesidad de plasmar su quehacer en imágenes se hizo central. Desde el año 1966, entonces, hay un cúmulo de imágenes dedicadas a plasmar su entorno privado.
En ese contexto, su mesa de trabajo es el tema que destaca en su deseo por retratar su faceta de escritor. En esas treinta y seis fotografías, la literatura se expande y se materializa: no son solo los libros que publica, sino todo lo que lo rodea mientras escribe83Calders, Estudio de la calle Borrell, Barcelona, ca. 1993, BH-UAB, Fons Pere Calders, familia_116, https://ddd.uab.cat/record/58800.. Esta descripción íntima de su delicia por escribir se revela por primera vez y completa la imagen del Calders intelectual. Estas fotografías cristalizan la literatura en un espacio en concreto: muestran su despacho al detalle y expresan satisfacción en cada objeto que retratan. Primero, su mesa, que parece no descansar nunca: está llena de objetos —lápices, hojas, libros, un reloj, una radio, su agenda telefónica84Calders, Mesa del estudio de la calle Borrell, Barcelona, abril de 1982, BH-UAB, Fons Pere Calders, familia_155, https://ddd.uab.cat/record/59170.— que exponen la vitalidad de su trabajo, y la alegría por la tarea que está llevando a cabo.
Esas fotografías también retratan a su máquina de escribir y están hechas desde la consideración hacia un objeto que plasma la íntima y devota relación de Calders con las letras (imagen 5). Su estudio cobija su quehacer intelectual y la cámara lo documenta con detenimiento y complacencia. Sin embargo, los entresijos de la actividad literaria parecen no agotarse entre esas cuatro paredes: la ventana comunica al escritor con Barcelona85Calders, Estudio de la calle Borrell, Barcelona, ca. 1993, BH-UAB, Fons Pere Calders, familia_116, https://ddd.uab.cat/record/58800., y también ese placer de contemplar el hogar urbano queda reflejado en su diario visual e integrado a las vivencias que dan forma a su literatura. Finalmente, el propio Calders ocupa el centro de la imagen, en plena tarea creativa. Los autorretratos reaparecen (imagen 6) y vinculan al Calders barcelonés con el que había vivido en México, recordándose y recordándonos que son la misma persona. En esas fotos hay concentración, pero también serenidad y satisfacción por poder retratar escritura y fotografía en una misma imagen.
Imagen 5 Calders, Pere. Mesa del estudio de Pere Calders con máquina de escribir, Barcelona, ca. 1980, BH-UAB, Fons Pere Calders, artistiques_054, https://ddd.uab.cat/record/58712. Imagen 6 Calders, Pere. Autorretrato trabajando en el despacho de la calle Borrell, Barcelona, ca. 1970, BH-UAB, Fons Pere Calders, familia_012, https://ddd.uab.cat/record/58809. El hogar
⌅Pero las fotografías de Calders no se centraron exclusivamente en su despacho. De la misma manera que lo había hecho durante el exilio, su alegría se demoró con primor en su entorno personal. La diferencia entre estas fotografías y las mexicanas reside en qué es lo que quería ver y, ahora sí, capturar en las imágenes. En México, el hogar era el ámbito físico en el cual revivía y residía —con esperanza tenaz— la centralidad de su cosmovisión. Casi nada se ve de la ciudad que lo rodeaba porque no lograba integrarse en ella: “entre la gente del país y nosotros casi no hay nada en común (…) todos vivimos aislándonos, sin ser aceptados del todo ni queriendo hacer ningún esfuerzo por romper esta barrera”86Carta de Calders a Joan Triadú, México D. F., 27 de junio de 1960, en Calders y Triadú 2009, 104.. Para el escritor, lo verdaderamente importante —la familia, la literatura, la cultura en la que residía su identidad— parecía pervivir en su grupo familiar y afectivo del entorno de exiliados.
En Barcelona, Calders repitió la óptica espacial de las imágenes: los espacios íntimos se suceden como un reflejo estable y alegre de su vida cotidiana. A veces ese optimismo es sereno y capta ambientes sin gente, iluminados por una luz difusa que enfatiza la sensación de intimidad: la entrada al piso, la sala de estar o la cocina, están allí para el deleite particular de su habitante, y eso parece ser suficiente (imagen 7). Adornos, plantas y mobiliario también están retratados con complacencia87Calders, Fotografía del salón del piso de la calle Borrell, Barcelona, 1982, BH-UAB, Fons Pere Calders, familia_209, https://ddd.uab.cat/record/59224.. Pero no todo es recogimiento. En otras ocasiones —de igual manera que en México, pero ahora en el hogar definitivo—, familia y amigos completan el entorno emocional del escritor y la alegría se multiplica en las personas que comparten la intimidad de sus años de madurez88Calders, Fotografía de Diana y Gisela Coromina Calders, nietas del escritor, y Rosa Artís, Barcelona, 1982, BH-UAB, Fons Pere Calders, familia_222, https://ddd.uab.cat/record/59237.:
Quiero, por sobre todas las cosas, retornar a mis hijos a dónde pertenecen (…) y quiero yo mismo compartir el destino de mi pueblo, para bien o para mal, pagando en casa el precio de las faltas y los errores que haya podido cometer89Carta de Calders a Joan Triadú, México D. F., 30 de julio de 1960, en Calders y Triadú 2009, 103..
Imagen 7 Calders, Pere. Fotografía del balcón y las vistas del piso de la calle Borrell, Barcelona, ca. 1970, BH-UAB, Fons Pere Calders, familia_006, https://ddd.uab.cat/record/58803. En este grupo de fotografías reaparece otro tema de la mirada calderiana: los autorretratos. En este caso, exponen a un Calders que se describe a sí mismo desde distintas facetas: reposado y satisfecho, curioso ante su propia imagen, y complacido hasta en la bufonada90Autorretrato de Pere Calders con bonete, Barcelona, marzo de 1971, BH-UAB, Fons Pere Calders, familia_031, https://ddd.uab.cat/record/58828.. Aquí no hay actividad específica que busque plasmar, salvo la de fotografiar la mera satisfacción de habitar un espacio, de hacerlo propio con su imagen, de comprender, a partir de un relato visual, que el aislamiento ya no es necesario, que ha vuelto a “su” lugar.
Así, el entorno vital de Calders se expandió considerablemente. Mientras que en el exilio su vinculación emocional se circunscribía a quienes compartían la cosmovisión específica del transtierro y del ansia del retorno, transitar físicamente por tierras catalanas supuso el reencuentro con una geografía que, durante veintitrés años de ausencia, había sido reinventada en la distancia.
Las calles
⌅A pesar de esta ansia vital por volver, Calders era consciente de que no supondría un proceso fácil. La nostalgia por lo que había dejado atrás y el deseo de reintegrarse a un entorno geográfico y cultural que lo definía como persona y como individuo no conseguían disminuir un sentimiento de inseguridad ante asuntos que ni la esperanza ni la idealización del reencuentro podían anticipar, y mucho menos resolver. Este desajuste entre el escenario del retorno idealizado y el real se plasmó en un sentimiento de pasmo a los pocos días de su llegada, que confesó a Triadú, su editor:
El primer contacto con el país me desorienta un poco. Por mucho que haya querido imaginármelo, procurando esforzarme por frenar el entusiasmo ocasionado por el afán —tan largamente mantenido— de embellecer el recuerdo, ahora voy de sorpresa en sorpresa91Carta de Calders a Joan Triadú, Sant Cugat del Vallès, 23 de noviembre de 1962, en Calders y Triadú 2009, 112..
La fotografía parece haber sido, nuevamente, la práctica que ayudó a Calders a salvar la distancia entre la patria imaginada y la patria reencontrada, para plasmar su percepción del vínculo entre identidad y realidad:
Y es que frente al discurso descriptivo de la palabra, la imagen, que se sitúa entre lo percibido y pensado, presenta una capacidad de síntesis devenida de la captación de una representación restringida, alusiva y abstracta, en otras palabras devenida de un universo simbólico. Las imágenes que captan en la materialidad del signo, la íntima y verdadera naturaleza del objeto representado, son, a su modo, vehículos de conocimiento92Laiton Cortes y Quinche Castaño 2016, 24..
Sin embargo, la incertidumbre no llegó a colarse en el universo optimista de la intimidad calderiana tampoco en esta ocasión, porque el objetivo del retorno, que había marcado la mitad de su vida93Carta de Calders a Joan Triadú, México D. F., 23 de enero de 1953, en Calders y Triadú 2009, 23., estaba cumplido: la tristeza de “anhelar un hogar”94González Gallo, Leuzinger y Dolle 2021, 15. había desaparecido y era reemplazada por el sentimiento de contento plácido y permanente de saber dónde se ha echado raíces, de haber dejado atrás el “dolor de existir entre varias tierras”95Dahms 2021, 18..
En ese contexto, durante el resto de su vida, los entornos catalanes fueron temas centrales de sus fotografías. Viajes personales, familiares o profesionales96Calders, Fotografía familiar en Llançà, Llançà, 22 de julio de 1993, BH-UAB, Fons Pere Calders, familia_040, https://www.bib.uab.cat/human/fonspersonals/calders/registre.php?caldersid=569. eran una excusa para ensamblar el recuerdo con la realidad y construir visualmente su percepción de su tierra natal. Sin embargo, Barcelona se convirtió en un ámbito urbano preponderante a partir del cual Calders reconstruyó su “cartografía emocional”97Bjerg 2020, 2. de Cataluña.
Una curiosidad rendida, admiración y respeto marcan las fotografías que registran su quehacer en la Ciudad Condal, que lograron difuminar la compleja coyuntura económica y sociocultural barcelonesa —con sus tristezas y oscuridades— de los años finales del franquismo y de la Transición98Para cuestiones urbanísticas barcelonesas en el contexto político español de la segunda mitad del siglo XX, véase, por ejemplo, Borja 2010. Alhussin 2017. Gallego Villa 2018. Mayayo 2020.. Esta particular perspectiva se plasmó en dos formas de observar y capturar a Barcelona. Por un lado, están las que revelan a la familia disfrutando de la ciudad casi como turistas, recorriendo escenarios típicos99Calders, Fotografía familiar en el barco “Las Golondrinas” en el Port Vell de Barcelona, Barcelona, 1982, BH-UAB, Fons Pere Calders, familia_225, https://ddd.uab.cat/record/58572.. La gran urbe, su esposa, sus hijos, sus nietos y él mismo aparecen en comunión, integrados en un mismo sentimiento de bienestar que los cristaliza como inseparables.
Pero lo que más resalta de estas fotos barcelonesas es el protagonismo de la ciudad en sí. Si México D.F. había estado muchas veces disimulada detrás de sus seres queridos, Barcelona parece desplegarse con entidad propia. En las fotografías hay calles angostas y vacías, avenidas que no acaban de despertar con las primeras luces del día, asfalto en reparación, farolas expectantes, coches aparcados o detenidos en los semáforos y árboles frondosos (imagen 8). Ningún encuadre está pensado para exponerse en una galería de arte, sino para propiciar un diálogo íntimo entre entorno y paseante. Así, la Barcelona de Calders se anima, cobra vida ante el observador que no la interpela, sino que la contempla. Los bares —la convivencia, la compañía, las costumbres gastronómicas conocidas y ancestrales—, las tiendas o la publicidad callejera100Calders, Fotografía de la casa familiar de los Calders (Balmes con Provença), en Barcelona, Barcelona, ca. 1960, BH-UAB, Fons Pere Calders, artistiques_003, https://ddd.uab.cat/record/58661., aparecen sin otra justificación ulterior que la de convertirse en protagonistas, en oyentes y en confesores de una relación interrumpida que se ha retomado con ansia y delectación. Lo añorado y lo presente se funden, así, en una comunicación silenciosa e íntima que es el retrato de una emoción privada que se entiende como un abrazo convertido en fotografía. Contrariamente a las imágenes de México, las barcelonesas —y las catalanas, en general— no se concentran solo en el entorno afectivo del escritor. Familia y amigos sí que aparecen —como ya comentamos— pero los transeúntes, los vendedores ambulantes y los paseantes desconocidos también tienen su espacio como parte constitutiva de la ciudad (imagen 9). Sin que se establezca una relación entre ellos y Calders, son la parte esencial de la vida urbana y la lente de la cámara se detiene en ellos y los integra en el relato visual.
Imagen 8 Calders, Pere. Fotografía de coches aparcados en Barcelona, Barcelona, ca. 1970, BH-UAB, Fons Pere Calders, artistiques_037, https://ddd.uab.cat/record/58695. Imagen 9 Calders, Pere. Pareja paseando por el casco antiguo de Barcelona, Barcelona, ca. 1970, BH-UAB, Fons Pere Calders, artistiques_034, https://ddd.uab.cat/record/58692. Pero no todas estas fotografías están hechas a pie de calle. Desde el hogar, otra perspectiva incorpora a Barcelona en el mundo cotidiano de Calders. La ciudad irrumpe en la sala y se integra en el ámbito íntimo del escritor: entra por la ventana y se hace presente, a veces en segundo plano, otras con protagonismo evidente. La esquina de su casa, los edificios que la circundan y los vecinos en la lejanía atrapan la atención de Calders, quien parece definir esos alrededores como una prolongación de su espacio íntimo101Calders, Fotografía de un edificio de la calle Borrell, Barcelona, ca. 1982, BH-UAB, Fons Pere Calders, artistiques_031, https://ddd.uab.cat/record/58689.. Así, no parece haber diferencia entre el “afuera” y el “adentro” de la vivienda: la satisfacción, la esperanza, todo conforma un mismo universo espacial que se funde en una mirada complacida y complaciente, en una realidad que ha dejado de ser un sueño y que se vive con una felicidad silenciosa y exultante a la vez. Barcelona ha dejado de ser un espacio geográfico imaginado que se ha refugiado dentro de otro impuesto por el exilio, si no que existe, específico y propio, que ha reaparecido con el retorno y que se ha convertido en la realidad cotidiana.
El universo social
⌅En este grupo de fotografías, Barcelona no fue un espacio excluyente. La integración del escritor a la vida social y cultural catalana se desarrolló desde sus dos actividades primordiales: la literatura —de ficción y periodística— y el trabajo editorial. Más de doscientas fotografías del archivo depositado en la UAB —unas tomadas por el propio escritor, otras de autores diversos— documentan esta creciente, fértil y perdurable vinculación. Este grupo de imágenes da cuenta de cómo su entorno vital se expandió a partir del retorno del exilio y permitió construir una nueva significación de su integración en la cosmovisión del escritor:
Así pues, el espacio material se resignifica y estructura a partir de lo que sucede en la vida de los sujetos, de sus actividades, de su historia hecha cuerpo y de sus emociones construidas culturalmente. De igual modo, el cuerpo y las interacciones con el territorio propiciarán nuevas lecturas, relaciones, reacciones emocionales y dinámicas identitarias de los grupos sociales102Laiton Cortes y Quinche Castaño 2016, 12..
Estos ámbitos excedieron el entorno barcelonés, pero, aun así, la vida social de Calders en la ciudad fue extremadamente dinámica. Si, para acotar el análisis, nos centramos en estas fotografías, vemos cómo Barcelona se puebla definitivamente en torno al escritor. Ya no es una ciudad vacía que el autor necesita aprehender desde la alegría y la sorpresa del reencuentro como en las fotografías que ya analizamos, sino que están llenas de presencias que lo gratifican y que buscan, escuchan y comparten su experiencia, su tiempo y sus vivencias.
La posibilidad de contar con un trabajo estable había sido uno de los objetivos de Calders al planificar su retorno: “Por tranquilidad de espíritu, me agradaría tenerlo en seguida”103Carta de Calders a Vicenç Calders, México D. F., 8 de enero de 1962, BH-UAB, Fons Pere Calders, CalC_0151, f. 2, https://www.bib.uab.cat/human/fonspersonals/calders/registre.php?caldersid=664.. Esta seguridad provino de su labor, como indicamos, en Montaner y Simón. Del grupo de setenta y siete fotografías que recuperan su paso por la editorial solo sobrevive un autorretrato de Calders trabajando en el tratamiento de imágenes104Calders, Autorretrato en Montaner y Simón, Barcelona, ca. 1970, BH-UAB, Fons Pere Calders, familia_017, https://ddd.uab.cat/record/58814.. La autoafirmación no surge en este caso de plasmar su propia persona, sino del ámbito que supo procurarse desde su regreso y en el que aparece muy cómodo. Según exponen esas fotografías, Calders desarrolló una afable y estimulante relación con sus compañeros y subordinados; aquellos que conocía del exilio —como Josep Soler Vidal— pero también con los jóvenes que trabajaban allí, como Toni Bartomeus, Jesús Montcada o Alexandre Ricart. Las imágenes con ellos en el entorno laboral son numerosas y no buscaban documentar las actividades que se llevaban a cabo sino su integración, en este caso desde su trabajo, a la vida barcelonesa. Muestran a un Calders satisfecho, siendo parte de un grupo, pero retirándose del protagonismo de la imagen para ser testigo de su propio bienestar y de la posibilidad de compartirlo (imagen 10). En algunas, además, él está ausente y retratan a las personas que conviven con él en el trabajo. Así, las integran a su visión siempre optimista del mundo, capturándoles el mismo talante apacible y consintiendo no solo en ser retratados en sus mesas de trabajo, sino también en posar en actitudes muy relajadas y hasta pintorescas (imagen 11). El propio edificio de la editorial es otro testigo de esta tranquila seguridad: lo retrata a veces vacío y silencioso, y otras como un compañero más, formando parte de la camaradería habitual105Calders, Pasqual en Montaner y Simón, Barcelona, ca. 1980, BH-UAB, Fons Pere Calders, montanersimon_071, https://ddd.uab.cat/record/58797.. Así, desde el entorno edilicio, Calders conectaba su mundo laboral con la ciudad que ya formaba parte de su vida cotidiana: no tenía que ir en su busca, sino que ella misma, de manera despreocupada, se colaba en las actividades de su día a día.
Imagen 10 autor/a sin identificar. Pere Calders con compañeros de trabajo en Montaner y Simón, Barcelona, ca. 1970, BH-UAB, Fons Pere Calders, montanersimon_037, https://ddd.uab.cat/record/58763. Imagen 11 Calders, Pere. Antoni Bartomeus en Montaner y Simón, Barcelona, ca. 1980, BH-UAB, Fons Pere Calders, montanersimon_067, https://ddd.uab.cat/record/58793. Si la labor en Montaner y Simón amplió su círculo de relaciones laborales específicamente en la Ciudad Condal, la literatura le permitió profundizar su presencia en un variado universo de espacios en los cuales dio a conocer su obra y su pensamiento en todo el territorio catalán. En el periodismo, por ejemplo, publicó en Cavall Fort, Serra d’Or, Oriflama o Avui, y participó de programas de la radio y la televisión autonómicas con asiduidad, como es el caso de Identitats o Al Pas de la Tarda. Pero fue su literatura la que lo hizo popular, sobre todo a partir de la década de 1970, cuando el grupo artístico Dagoll Dagom adaptó con gran éxito sus relatos en la obra de teatro Antaviana. A partir de allí, el prestigio y la notoriedad de Calders lo acercaron a su público de manera definitiva no solo a través de sus publicaciones sino de manera más directa, en librerías, centros sociales, clubes, asociaciones vecinales o bibliotecas que lo invitaban a firmar sus libros o a dar conferencias. En ese contacto, que comprendió también a la niñez y a la juventud, se difundió su cosmovisión: fueron habituales sus visitas a colegios de municipios catalanes, donde tuvo un acercamiento directo con las generaciones jóvenes:
Queridos alumnos: vuestra carta me puso muy contento, y os pido que me perdonéis por haber tardado tanto en contestarla. El retraso se debe, en parte, al hecho de tener que responder a unas preguntas vuestras que requieren su tiempo. Miraré de hacerlo en el mismo orden en que las habéis formulado106Carta de Calders a los alumnos de 7.º de E.G.B. de la Escuela Costa i Llobera, Barcelona, 20 de marzo de 1984, BH-UAB, Fons Pere Calders, CalC_0784, f. 1..
Con el paso de los años recibió numerosas distinciones —entre ellos, el Premio de Honor de las Letras Catalanas en 1986— y, como corolario, la Universitat Autònoma de Barcelona le otorgó un doctorado Honoris Causa en 1991. De estas últimas fotografías barcelonesas que analizamos aquí, solo una —una instantánea de las instalaciones de la Sala de Lectura Pere Calders del Mercado de Sant Antoni en 1987107Calders, Fotografia del Centro Cívico en el Mercado de Sant Antoni, 24 de mayo de 1987, FPC-UAB, vidasocial_086, https://www.bib.uab.cat/human/fonspersonals/calders/registre.php?caldersid=316.— fue realizada por el escritor; el resto fueron captadas por otros fotógrafos. En estas imágenes, podemos resaltar tres cuestiones respecto de su universo emocional: la compañía, los espacios y su propia actitud. En cuanto a dónde fueron hechas, comprobamos que algunas tienen como escenario las calles de Barcelona: las de la inauguración del monumento en su honor en el Paseo Frederic Mistral108Autor/a sin identificar, Fotografía de la inauguración del monumento a Pere Calders al Paseo Frederic Mistral de Barcelona, Barcelona, 24 de mayo de 1987, BH-UAB, Fons Pere Calders, vidasocial_102, https://www.bib.uab.cat/human/fonspersonals/calders/registre.php?caldersid=332. y las de la firma de libros durante los festejos del Día de Sant Jordi de 1987109Autor/a sin identificar, Fotografía de Pere Calders firmando libros el día de Sant Jordi, 23 de abril de 1987, BH-UAB, Fons Pere Calders, vidasocial_105, https://www.bib.uab.cat/human/fonspersonals/calders/registre.php?caldersid=335.. Otras están hechas en interiores, como las del Centro Cívico del Mercado de Sant Antoni. Todos estos espacios muestran a Calders en entornos en los que su palabra hablada se conjugaba con su discurso escrito para despertar un interés específico. Este paso lo muestra como un feliz protagonista del quehacer cultural catalán: en las fotografías aparece junto a la gente y entre la gente, participando de las actividades y en los agasajos sin intermediarios ni distancias que condicionaran su interacción: disfruta de manera directa la faceta comunitaria de su profesión (imagen 12). En todas estas fotos está presente el sempiterno regocijo de su manera de mirar el mundo, justificada por la posibilidad de disfrutar del camino que ha elegido recorrer. La cámara siempre lo capta con un mohín risueño y emocionado: Calders habla, escucha o mira directamente al fotógrafo con alegría y, a veces, con un punto de sorpresa por estar allí, por ser el centro de atención110Autor/a sin identificar, El escritor y su esposa en la inauguración del monumento a Pere Calders en el Paseo Frederic Mistral de Barcelona, Barcelona, abril de 1987, BH-UAB, Fons Pere Calders, vidasocial_102, https://ddd.uab.cat/record/58639.. Estas imágenes se convierten en “portadoras, productoras y reproductoras”111Pinheiro Koury, Scribano y Roche Cárcel 2017, 13. de las emociones del escritor en la plenitud de su prestigio, que comprobaba que el dolor por “ser un desconocido para la generación de escritores jóvenes”112Carta de Calders a Joan Triadú, México D. F., 12 de diciembre de 1950, en Calders y Triadú 2009, 17. que sentía en 1950 había desaparecido. La Barcelona añorada en el exilio se había convertido en una compañía cotidiana y esta comprobación surge de las imágenes en la sonrisa multiplicada y recurrente —pero sin una pizca de euforia— del escritor ante su comunión definitiva con su ciudad (imagen 13).
Imagen 12 autor/a sin identificar. Pere Calders en una representación de sus cuentos en el Mercado de Sant Antoni, Barcelona, 24 de mayo de 1987, BH-UAB, Fons Pere Calders, vidasocial_098, https://ddd.uab.cat/record/58635. Imagen 13 autor/a sin identificar. Pere Calders firmando libros el día de Sant Jordi, en el Paseo de Gràcia, Barcelona, 23 de abril de 1987, BH-UAB, Fons Pere Calders, vidasocial_104, https://ddd.uab.cat/record/58641. CONCLUSIONES
⌅En el presente trabajo hemos efectuado un recorrido por las fotografías privadas de Pere Calders tomándolas, por primera vez, como objeto de estudio específico del análisis histórico. Centrándonos en el bagaje teórico-metodológico de la historia de las emociones, procedimos a definir el corpus documental analizado y a efectuar una descripción sucinta del mismo para, encuadrándolo en el conjunto total conservado en la UAB, llevar a cabo nuestro examen en las fotografías hechas desde su retorno a Barcelona —tomadas por él mismo y por otros fotógrafos— que había conservado en su archivo personal.
A través de nuestro análisis hemos podido comprobar el consistente apego del escritor a la fotografía como forma de conservar los distintos momentos de su vida para compartir recuerdos con su entorno familiar, pero también para explicarse su propia cosmovisión. El entorno geográfico, familiar, intelectual y profesional que el escritor plasmó en las imágenes barcelonesas nos ha permitido verificar que la fantasía como forma de acercamiento emocional optimista a un contexto vital adverso marcó su perspectiva visual, igual que definió su literatura. Ese hilo conductor ha permitido exponer el universo emocional de Calders desde su retorno a Barcelona. En los distintos entornos de su día a día, efectuamos un análisis de las emociones del escritor respecto de la literatura, de su entorno familiar, de su vinculación con el mundo profesional e intelectual catalán y, específicamente, de la propia Ciudad Condal. En ese sentido, comprobamos que la ciudad constituyó un espacio con entidad propia en su perspectiva fotográfica —muchas veces las imágenes capturan los espacios urbanos sin reparar en la presencia humana—, y que esa característica diferencia centralmente a las fotografías barcelonesas de las que había hecho en México, donde el ámbito urbano aparece más desdibujado y con la función primordial de intentar contener a la Cataluña exiliada, personificada en él mismo y en su círculo íntimo de familia, amigos y colegas.
La fuerza de la presencia de Barcelona en los distintos espacios retratados —el privado, el profesional, el urbano y el público— nos permite concluir —al contextualizar y complementar nuestro análisis de las fotografías con las fuentes escritas—, que el retorno tan ansiado por Calders se afirmó desde el comienzo en la esperanza de poder continuar con su vida en el entorno al que sentía pertenecer y en la alegría por poder plasmar los objetivos que lo habían decidido a emprender el regreso: reintegrarse a la vida catalana, educar allí a sus hijos y participar de la vida pública a través de la literatura y el desarrollo profesional. Este peso emocional, cuyo optimismo ontológico reflejan una continuidad esencial en su manera “indolora” de ver el mundo, aparece reflejado en las imágenes, dando lugar también a la satisfacción o a la sorpresa.
Hemos podido comprobar otra continuidad entre las fotografías mexicanas y las barcelonesas que, en el fondo, esconden una diferencia entre ellas: los autorretratos. Estas fotografías son importantes porque conectan ambas etapas de la experiencia exiliar y comprueban la coherencia emocional de Calders durante toda su vida adulta. El optimismo desde el cual buscó y plasmó las imágenes que recogían su cosmovisión necesitó siempre de su propia imagen para completarse, quizás como una firma visual que equivalía a la palabra escrita en la literatura. La confianza y la ilusión, la fantasía y la certeza en la elección de su camino emergen de esas fotografías mexicanas y barcelonesas. Sin embargo, los autorretratos disminuyen a medida que Calders se encuentra más confiado, tranquilo y seguro en Barcelona. Mientras el entorno íntimo era invariable —solo se incrementaba con la ampliación de la familia— y reflejaba siempre felicidad, pudimos comprobar que la integración profesional en el ámbito sociocultural catalán se plasmó, en imágenes, en la presencia numerosa del público y de colegas que lo rodeaban. El testimonio visual de esa ampliación del mundo social de Calders —que surge en las imágenes que no están tomadas por él mismo— también lo muestra optimista, confiado y satisfecho: puede integrarse en el gentío o dar un paso atrás y observarlo casi desde un costado, pero siempre desde una serena satisfacción respecto de una elección —la del retorno— que se ha confirmado correcta.
Nuestro análisis ha demostrado, a partir de un caso testigo, la pertinencia del corpus documental fotográfico para efectuar estudios sobre historia de las emociones en general y de la problemática emocional en el contexto de las migraciones, en particular. Esa capacidad de las imágenes para explicar y explicarse la vida lejos de casa permite ampliar estos análisis más allá de las fuentes escritas e integrar otras ya existentes a nuevos objetos de estudio. El caso de Calders deja abiertas vías de análisis que deben seguir profundizándose. En general, para acercarnos al universo emocional de la vida privada de emigrantes y exiliados, pues provee un material imprescindible para comprender más acabadamente la compleja problemática de los flujos de población más allá de perspectivas políticas o económicas. Respecto del retorno, las fuentes gráficas también demuestran su eficacia para estudiar esta experiencia y las tácticas y estrategias emocionales que jalonan la vuelta al hogar y el proceso de comenzar y retomar, a la vez, la vida que se había dejado atrás. En el caso específico del exilio de Pere Calders, finalmente, la historia cultural y el giro emocional permitirán continuar el análisis de su fondo documental. Así, desde el estudio de su archivo personal, podrá profundizarse en el uso de la fantasía como vía de evasión y como una manera de percibir la realidad, no solo en México o en Barcelona, sino en todo el espacio —geográfico e imaginado— que el escritor transitó desde el final de la Guerra Civil española.