LA POLÍTICA DE PERSONAL DE LA SOCIEDAD HULLERA ESPAÑOLA Y LA FIGURA DEL MARQUÉS DE COMILLAS
⌅La Sociedad Hullera Española (SHE) fue fundada en 1892, a partir de las concesiones mineras de Aller (Compañía La Montañesa), que había adquirido en 1881 Antonio López, primer marqués de Comillas. Antonio Víctor López López, natural de Comillas y de origen muy humilde, fue un indiano exitoso que hizo fortuna en Cuba y creó la Compañía Transatlántica, el Banco Hispano Colonial, la Compañía de Tabacos de Filipinas, el Crédito Mercantil y otras empresas, además de contar con importantes participaciones en muchas más, como la Compañía de Ferrocarriles del Norte, y de tener intereses en el comercio de esclavos1
Aunque las minas de montaña se mantuvieron hasta que tras la Guerra Civil se profundizaron tres pozos verticales, la refundación de 1892 supuso una importante inversión, con la creación de dos fábricas de aglomerados, una batería de hornos de coque y un lavadero, lo que da idea del tamaño y el poder de la empresa3
En ese medio ambiente tan controlado, la empresa puso especial cuidado en la selección de personal y en el seguimiento individualizado de cada obrero a lo largo de toda su vida laboral, mediante expedientes personales en los que se consignaban los detalles más nimios7
Para la información social y técnica de su personal, la Hullera Española tiene una Oficina de Información con fichas para cada uno de los obreros que trabajaron, trabajan o aspiran a ingresar: en las fichas se anotan todos los datos correspondientes al interesado y su familia, procedencia, domicilio, etc., y también las notas favorables o adversas, aptitudes para el trabajo. En los cuarenta años largos de vida social, el archivo consta de más de 12.000 fichas8
Esto es coherente con el hecho de que la SHE mostrara una acusada tendencia a reclutar trabajadores en su entorno inmediato, según relata el antropólogo José Luis García García9
Nosotros aquí hacemos la guerra a la emigración, del mejor modo que puede hacerse. Es bueno lo que usted dice y escribe al Sr. Sela y es bueno cuanto se haga al objeto de cortar el paso a tal plaga. El comisario de Buenos Aires [un reclutador] aún no se presentó. Hubieron de decirle que por alguna parte le iban a pegar una paliza como la que le quisieron pegar en Langreo, si no se escapa12
En ocasiones se trató de implicar a las autoridades en la proscripción de la figura del emigrante, en los casos en los que tuviera deberes pendientes en el país:
¿Dónde están las dificultades que decían se presentaban a los que se quieren marchar no habiendo jugado la suerte de quintas, o estando aún sujetos a las armas? Si es verdad que marchan muchos de los que yo oigo, se van casi todos, y todos, o no han jugado aún la suerte, o deben estar sujetos a las armas. Si marchan ya diré a Vd. los antecedentes que sepa de los que se marchan13
Por último, la política de comunicación de la empresa, si es que la podemos llamar así, pretendió también ser un baluarte contra la emigración. En 1913, la salida de quinientos mineros asturianos hacia las minas de Courrières y de L’Escarpelle, en el Norte de Francia, motivó un intercambio de escritos en la prensa entre Manuel Llaneza y Manuel Montaves, en el que este último defendía que las condiciones de trabajo en su empresa eran equiparables a las ofrecidas en el país vecino, algo bastante inverosímil14
Por otro lado, en la reticencia a la inmigración a gran escala influiría el que fueran obreros más difíciles de controlar fuera de las horas de trabajo. Se temía sobre todo a la libertad del obrero sin ataduras y, no en vano, el ayuntamiento se quejó repetidamente de la conducta revoltosa de los inmigrantes en el período intersecular15
Otro serio inconveniente fue el absentismo, relacionado a menudo con formas de ocio desordenadas:
Antes de ayer fue fiesta, y como de las más significativas, y que nos iba a faltar mucha gente, di orden de no trabajar. Ayer, después de la fiesta faltó mucha gente al trabajo. Creí fuera lo que siempre sucede después de una fiesta y es que, al día siguiente, faltan muchos porque les quedó mal cuerpo del día anterior17
La fiesta, la taberna y el alcohol son, por tanto, un poderoso motivo para que la empresa trate de extender su influencia a la totalidad de la vida de los obreros. La política patronal de personal no deja de ser, entre otras cosas, un dispositivo de aculturación inserto en sus objetivos de rendimiento empresarial. Las medidas de carácter social convirtieron a la SHE en paradigma del paternalismo industrial en Asturias, a consecuencia de su estrecha vigilancia de hasta los más nimios componentes de la cotidianidad de sus trabajadores. Si algo la distinguió del resto,
… fue su voluntad de actuar conforme a la lógica de su retórica. No solamente ésta proporcionó viviendas, escuelas, facilidades religiosas y recreativas y atención médica a sus obreros, sino que intentó utilizar todos estos medios para hacer de su propiedad un mundo aparte, para aislarlo en la medida de lo posible de su entorno y ejercer un completo control sobre la vida de los trabajadores y sus familias. La policía de la empresa, sus administradores en Asturias e incluso su presidente desde Barcelona se interesaron por los más insignificantes detalles de la vida de sus obreros en nombre siempre de la moralidad18
Esta vocación por moldear a sus trabajadores se vio plasmada en las instituciones sociales que se crearon, aprovechando los todavía generosos espacios cedidos por la escasa actuación pública en esos ámbitos en la época a la que nos referimos.
Lo extraordinario en el Marqués de Comillas fue que, consecuente con su programa católico-social, antes de que se creara el Instituto de Reformas Sociales, 1903; el Instituto Nacional de Previsión, 1908; el Ministerio de Trabajo, 1920; y antes de que se dieran las leyes de descanso dominical y del trabajo de las mujeres y niños, 1900; de casas baratas, 1924; había instituido en la Hullera Española la Caja de Pensiones y Jubilaciones, 1893; la Caja de Socorros y Asistencia Médica, 1893; la Caja de Ahorros, 1902; los Economatos, 1893; las viviendas obreras, y había mandado observar el reposo no solo dominical, sino festivo, y prohibido todo trabajo a la mujer en las minas, y a los chicos hasta la edad de catorce años19
Se ha reseñado ya, que la impronta que la personalidad y las convicciones de Claudio López imprimieron a la SHE fue muy acusada, otorgándole un matiz distintivo incluso entre otras empresas paternalistas. Sin embargo, esta influencia tenía límites muy claros, porque en caso de colisión prevalecían las necesidades operativas.
Desde que principió la construcción de la fábrica de aglomerados que dicho Sr. Marqués tiene en esta parroquia, el tercer precepto de la Ley de Dios y el primero de la Iglesia, son, con rarísimas excepciones, letra muerta. Desde la fecha indicada ni se respetaron los domingos ni se respetaron las grandes fiestas… ni se respetó tampoco el arraigado sentimiento católico de estos vecinos que, herido en lo más vivo, velan con tristeza semejante escándalo e incalificable abuso20
Circunstancias como esta llevaron a José Luis García García a relativizar la influencia de la personalidad del marqués. Al frente del día a día del negocio —muy complejo— estaban técnicos muy experimentados, como Manuel Montaves, que sabían perfectamente diferenciar ideologías de necesidades prácticas para alcanzar objetivos. En efecto, el paternalismo no consiste en que sus promotores interioricen y asuman el discurso que ellos mismos construyen, sino en conseguir que lo hagan aquellos a quienes va dirigido. No en vano, en la bien conocida narrativa paternalista —y, en particular, del marqués de Comillas— debían pensar quienes afeaban estos hechos, porque el descanso dominical solo se aprobaría en España en 1904, casi dos décadas después. Pese a todo, el que coetáneos como Manuel Llaneza atribuyeran a Claudio López las peculiaridades de su coto da idea del poder evocador que tuvo la ya glosada imagen pública del marqués, que, entre otras cosas, fue miembro del Consejo Nacional de Corporaciones Católicas Obreras21
El dueño —o su imagen— es, por tanto, la referencia, el horizonte, aunque a veces sea discordante con la realidad inmediata. La utilización fetichista de la figura del patrón no es privativa de la SHE, porque de hecho resulta característica del paternalismo, sobre todo del más arcaizante o patriarcal23
Hubo también prensa crítica con Claudio López, pero esta debió andar con cuidado para evitar represalias. El marqués emprendió acciones judiciales contra El Eco de Mieres, cuyo director fue condenado al destierro por un artículo que se consideró injurioso25
“¡GUERRA AL ALCOHOL, GUERRA A LA TABERNA, GUERRA A LA IGNORANCIA, GUERRA A LAS PROPAGANDAS PERNICIOSAS QUE SON VEHÍCULO POR DONDE LA HUMANIDAD SE CONTAGIA!”27“La estadística negra”, El Valle de Aller, 46, 28 de septiembre de 1902: 1.
⌅La arenga que sirve de título a este epígrafe, extraída de un artículo aparecido en El Valle de Aller, es un resumen bastante ajustado de la imagen que la empresa tenía de la taberna —chigre en la provincia28
El chigre es un espacio de sociabilidad informal, relacionado con los cambios sociales en curso y con la conformación de una identidad obrera emergente. En términos generales, las organizaciones de clase se alinearán con el higienismo social y las tesis patronales en su rechazo a estos establecimientos como ocio obrero, si bien llegarán a esta posición con un retraso que se explica fácilmente… porque las tabernas son la misma sala de partos en la que partidos y sindicatos de trabajadores vieron la luz, como muy bien refleja Émile Zola en su novela Germinal, por ejemplo. Esto no obsta para que, en un momento posterior, traten de sustituir estos establecimientos por casas del pueblo para prodigar un ocio sano, barato y que sirviera a la difusión de una cultura obrera alternativa, paradójicamente, tanto a las tentativas patronales de hegemonización como a la cultura popular en contacto con la cual habían nacido30
Es asunto éste de excepcional importancia, por ser la habitación el más importante de los factores del bienestar obrero, que constituye, como alguna vez se ha dicho, “la mejor garantía de la civilización y la escuela de las virtudes domésticas” (…). Es de justicia reconocer que la mala condición de las viviendas es uno de los factores primordiales del alcoholismo, y que si éste no se justifica, llega a tener explicación cuando el hogar obrero no atrae y el trabajador que a las tres o las cuatro de la tarde, con la actual jornada, ha terminado su tarea en región que, como la asturiana, por ser muy lluviosa, no invita a estar a la intemperie, no encuentra otro lugar de solaz que la taberna33
Porque en los ámbitos empresariales preocupaban sobre todo las grandes cantidades de alcohol que se consumían y su más que frecuente baja calidad, que convertían el tiempo no laborable en período de desgaste y no de descanso como era su interés34
Hay muchos enfermos de las borracheras del domingo; entre ellos un contratista que está muy malo. No quieren convencerse que aquí los alcoholes son verdaderos venenos y lo pagan; pues de esas borracheras quedan durante 6 ó 7 días para no servir para nada35
La adulteración de los alcoholes, junto con el abuso de los mismos, parece ser la causa fundamental del absentismo, sobre todo los lunes y similares36
Obviamente además el chigre tenía un inconveniente añadido, al tratarse de un lugar escasamente intervenido por los grupos sociales hegemónicos.
Las tabernas que se significan contra el buen orden y propagandistas de huelga y hasta de matar y destruir [incluyen] la casa que se llama la Confitería de Moreda, donde también se juega y se expenden vino y licores; éstas son las casas en las que se hace propaganda, porque entienden que con el buen orden ellos no viven, y protegen y patrocinan todos los vicios y malas costumbres39
Como el propio Montaves señalaba en las páginas de El Valle de Aller, “el alcohol es un gran agente electoral y las tabernas colegios permanentes de propagandas perniciosas”40
Del mismo modo, consta el conocimiento que del estudio social de la criminalidad tenían estas mismas instancias, por ejemplo, a través de la obra de Gimeno de Azcárate a la que se aludirá más adelante. Por último, no ignoraban el eco que en ambientes culturales próximos estaba produciendo todo esto. Así, podemos encontrar también referencias a Pereda, a falta de un Palacio Valdés que publicaría ese mismo año La aldea perdida:
El ilustre maestro de la novela española, Don José María de Pereda, con esa fuerza poderosa de observación y de Arte que es su característica, ha pintado todo el estrago que una taberna produce en un lugar pacífico y laborioso de la Montaña, transformando en holgazanes y pendencieros y hasta criminales a los que eran honrados y sencillos labradores52
Por otro lado, hay que subrayar que en los ataques al chigre no estarán solos las empresas y los sindicatos. El mismísimo arzobispo de Oviedo, Martínez Vigil, destacaba en sus pastorales el nefasto efecto moral del mal hábito, pero también sus devastadoras consecuencias económicas. Desde la ciencia médica y social se dirigieron igualmente alegatos de gran contundencia contra los establecimientos en cuestión. Fernando García Arenal subrayaba el problema económico, la pérdida de capacidad productiva e incluso la criminalidad asociada a su consumo53
El alcoholismo lleva aparejado algo que es su complemento necesario, una verdadera institución, la taberna, escenario el más adecuado para su desarrollo y manantial inagotable del que brotan las páginas más sangrientas de la criminalidad54
Gimeno es de por sí una voz influyente, pero para el caso que nos ocupa resulta de particular interés por cuanto será invocado por la SHE desde las páginas de El Valle de Aller al tratar estas cuestiones55
Montaves alababa las medidas políticas contra el alcoholismo que se tomaban en otros países —fuerte imposición y restricciones a la fabricación y consumo57
Bajo la continua amenaza de la ley ya cuidará el propio tabernero, por la cuenta que le tiene, que no se malogre su pingüe negocio, que se abastece del jornal ganado con pena y fatiga por el obrero. Quien obtiene el rendimiento cargue con las responsabilidades58
En tal dirección hay que interpretar también los artículos sin firma aparecidos en El Valle de Aller condenando las manifestaciones parisinas en contra de la prohibición de la absenta o loando el monopolio estatal y exclusivamente para fines terapéuticos establecido sobre el alcohol en Finlandia59
… sin consideración alguna y bajo la responsabilidad del guarda encargado de dicho servicio á todos los dueños que tengan sus establecimientos de bebidas abiertos después de la una de la tarde, á excepción de los establecimientos que estén matriculados como cafés económicos62
Esta actividad fiscalizadora, por supuesto, dio lugar a las consiguientes represalias contra los locales, que eran denunciados ante el ayuntamiento cuando incumplían alguna normativa. Por otro lado, la vigilancia en estos términos por parte de la omnipresente guardería de la SHE fue continua en el tiempo y tuvo una gran incidencia, aunque no se guarde constatación documental de cada caso en los fondos de la sociedad. En el archivo municipal de Aller se conservan, solo para seis meses del año 1895, once denuncias colectivas de este tipo interpuestas por la empresa minera, casi siempre contra los mismos llagares y tabernas. Hasta tal punto llegaría la insistencia de la compañía del marqués con este asunto que el consistorio —o quizá la propia SHE— habría alertado a la Guardia Civil para que se implicara también en el control de estos establecimientos, como prueba que se hallen en la misma ubicación otros informes sobre el particular procedentes del instituto armado63
La acción contra las tabernas fue, sin embargo, bastante directa, como se ha indicado. Claro que la resistencia a la misma adoptó igualmente en ocasiones formas bastante explícitas:
… en la noche del día 5 del actual una pareja de la Guardia Civil del Pt.º de Caborana auxiliada por la pareja que presta el servicio nocturno en Bóo, aquella hizo desalojar los establecimientos públicos enclavados en dicho punto, al poco rato y por las inmediaciones del pueblo y a ambos lados de este se oyeron varios disparos de arma de fuego sin que fuese posible averiguar quién los había hecho65
Los castigos de la empresa contra los borrachos, por su parte, eran bastante severos, ya que contemplaban la multa de cinco pesetas para la primera ocasión, del equivalente al salario de cinco días para la segunda y el despido fulminante a la tercera. Es cierto que aún más rigurosa resultaba la acción contra la blasfemia, que implicaba el cese inmediato del pecador en cuestión66
Muy Sr. mío: habiendo llegado a mi conocimiento que el delineante de esas minas (…) es algo aficionado a la bebida, encontrándose alguna vez en completo estado de embriaguez, se servirá V. amonestarle seriamente por su comportamiento, advirtiéndole que en la primera ocasión en que se le vuelva a encontrar por las tabernas o en aquel estado, dejará de pertenecer a nuestra Sociedad68
Es bastante obvio que el gerente de la Hullera Española concedía una gran importancia a estas cuestiones, porque era informado de cada taberna que se instalaba en la zona y de cómo evolucionaba el ambiente de la misma, así como de las solicitudes de alquiler de locales de la sociedad que pudieran ser susceptibles de albergar algún negocio de esta índole69
En contestación á su atta. de 16 cte. debo manifestar á V. que si el Sr. Zabaleta se concreta á tener una casa de huéspedes o un café serio, sin permitir juegos ni otros excesos, sin que ello sirva de tapadera para una taberna, no hay inconveniente en acceder a sus deseos70
De ahí que cuando una viuda solicitaba permiso para vender cerveza y gaseosa detrás de uno de los bloques de viviendas de la empresa, esta le contestara que en sus terrenos estaba terminantemente prohibido establecer “expendidurías de ningún género de bebidas que den lugar a altercaciones ni a libaciones” [sic]71
En ocasiones el consumo de alcohol y la sociabilidad que en torno al mismo se establecía venían acompañados de otras actividades pretendidamente inmorales en sí, como los bailes, que constituían una gran preocupación para las altas instancias de la Hullera:
Tengo el honor de participar a V. que el domingo último se inauguró una Sociedad llamada la “Alegría” cuyo local social es una parte del establecimiento de bebidas de (…), compuesta de unos 35 ó 40 individuos entre los cuales hay bastantes obreros de nuestra Sociedad, de los que en breve espero poder mandar una relación72
La correspondencia entre el servicio de guardería, la dirección y la gerencia tenía frecuentemente por objeto este tema73
En el cine que en el Campón de Caborana tiene instalado el carpintero del grupo de Turca (…) he podido enterarme que piensa en la noche del 16 celebrar un baile cuya duración será hasta la madrugada del 17.
Como quiera que se susurra que en alguna de las funciones cinematográficas dadas en dicho cine se han cometido algunos abusos contrarios a la moral, es de suponer que de verificarse este baile por su mucha duración y el continuo contacto entre jóvenes de ambos sexos pudiera dar lugar á que dichos abusos continuaran en mayor escala ó en la perdición tal vez de alguna de las jóvenes que asista a dicho espectáculo75
El resultado de las gestiones de la empresa fue, por supuesto, la suspensión del citado baile y un torrente de excusas y buenas intenciones del propietario, algo comprensible porque la “pequeña indicación” que el jefe de la guardería sugiere haberle hecho fue invitarle a elegir entre esto y su trabajo en la Hullera Española76
Parece claro que no se estaba dispuesto a admitir ninguna actividad que atentara contra la moral, que se tenía conceptualizada como elemento provisor de paz social y de cobertura ideológica al tipo de relación entre patrón y obrero que se pretendía, que no dejaba de ser paterno-filial en la concepción más clásica de la misma. Por supuesto, las formas “desordenadas” de sexualidad a que se alude en el caso anterior eran una preocupación en ese sentido, pero lo era aún más otra práctica que se encontraba también ligada, muy a menudo, y como ya sabemos, a los establecimientos de bebidas: la prostitución. Causó gran escándalo en los rectores de la compañía la peripecia de una tabernera cuya
… hija admite citadas cuantas personas solicitan sus favores, las cuales penetran en la casa con el pretexto de beber en la taberna que tiene establecida su madre (…) y que la citada joven se dedica a dar instrucción a párbulos [sic] cuya escuela tiene establecida en el entresuelo de la misma casa77
Sin duda, que en el mismo lugar se reunieran alcohol, sexo y educación —a buen seguro heterodoxa— era más de lo que tan católica entidad podía tolerar y vendría a demostrar, a sus ojos, las conexiones entre la bebida, la destrucción de la familia y la subversión social. Así lo señalaba Montaves, haciendo a estos lugares foco de crímenes, deterioro físico y mental, despilfarro, subversión, juego, blasfemia… Un completo catálogo de pecados. ¿El antídoto? El Círculo Obrero Católico creado por la empresa:
¿Dónde consagra el obrero mejor a Dios el día del Domingo? ¿En el Círculo Obrero Católico, donde puede recibir saludables enseñanzas para su alma y cuerpo, o en esas cloacas del vicio que llamamos tabernas; donde gasta sus fuerzas y las aniquila en lugar de darles descanso y repararlas, donde aprende las ideas más abominables sobre todo lo que sea digno de respeto, donde se blasfema de Dios, de la Virgen y de sus Santos y en una palabra donde se degrada perdiendo hasta la facultad del conocimiento por la excesiva bebida?78
Sin embargo, para su disgusto, parece que la citada institución patronal de ocio no contaba con una gran pujanza a principios de siglo, por lo que el ingeniero no dudaba en resaltar el cuidadoso empleo que de la información sobre sus trabajadores hacía siempre la empresa, a los efectos a los que hubiera lugar:
Creo oportuno deciros que nuestros dignos Presidente y Gerente y demás Señores de nuestra Sociedad y yo, aun cuando por igual a todos os apreciemos tendremos siempre predilección por todo aquel que sea socio activo de este Círculo, y como en todos vosotros considero que sabéis el valor que tiene la palabra predilección dejo a vuestro claro criterio medir su alcance en este caso79
Es sabido, por ejemplo, que la Hullera Española rifaba casas entre “los obreros del interior que mejores condiciones de moralidad y asiduidad reunían”80
Sin duda, la acción de la empresa será mucho más coherente en lo que atañe a la vivienda, puesto que no se detiene en las meras exhortaciones a procurar la higiene en el plano teórico-académico, al que siempre estuvieron muy atentos85
CONCLUSIÓN
⌅La Hullera Española fue una compañía minera ampliamente hegemónica en términos económicos, sociales y políticos en su zona de implantación. Dispuso además de una gran red de información y prestó una atención preferente a la comunicación social, entendida en un sentido amplio, lo que es coherente con la construcción de la imagen del patrón en un contexto de paternalismo industrial patriarcal o tradicional. Se ha dicho que las profundas convicciones católicas del marqués de Comillas fueron el timón de la política de personal de sus empresas y un análisis epidérmico puede llevar a esta conclusión, pero en la práctica conviene matizar esta afirmación, dado que tenemos ejemplos de que el discurso global colisionaba en ocasiones con la gestión diaria, llevada a cabo por empleados de alto rango in situ y confrontados a las dificultades y necesidades concretas del momento, que cabe suponer el patrón no llegaría habitualmente a conocer.
El consumo de alcohol fue una de las grandes preocupaciones de la empresa, en todas sus instancias, desde las más altas hasta los gestores inmediatos. Se consideraba fuente de males individuales, familiares y sociales de toda laya, incidiendo especialmente en el deterioro físico de los consumidores, pero sin poner necesariamente el acento en uno de los aspectos que en cambio más preocupaba desde un punto de vista productivo y práctico: el absentismo que por diversas vías favorecía, que sin embargo sí aparece retratado en las comunicaciones internas de servicio. En estos propósitos los cuadros de la empresa tuvieron el respaldo científico o paracientífico en ocasiones de las publicaciones de la época, que parecían conocer bien, así como la literatura con alusiones al particular.
Sin embargo, las derivadas médicas de la ingesta de espirituosos no fueron las únicas tenidas en cuenta. Los aspectos sociales, con el constructo de la taberna como epítome, fueron lamentados a menudo, con las frecuentes reyertas y el fomento de la subversión social y política en primera línea de unas invectivas que —si bien se realizan a menudo con un conocimiento somero— se explican precisamente por ese carácter opaco de estas zonas para la vigilancia de la compañía. Esto a pesar de que en ocasiones se enviarán patrullas de sus guardas jurados para verificar el estricto cumplimiento de la legalidad vigente en cuanto a horarios de apertura, a falta de otras normas más específicas para los fines de la SHE. Junto a esto, la posición de la empresa como principal empleadora y propietaria de la comarca permitirá realizar presiones sobre los llevadores de estos establecimientos, a menudo con resultados positivos. Sin embargo, no parece que la promoción del ocio sano e instructivo a través del círculo obrero católico auspiciado por la compañía haya tenido la repercusión deseada por la misma, a juzgar por las quejas del ingeniero director por la poca frecuentación del mismo.
En suma, nos encontramos ante una política de personal global y muy acabada que trata de conjugar un discurso filantrópico e higienista elevado que en términos abstractos es compatible y útil para los fines perseguidos, pero que sobre el terreno genera algunas disfunciones que se han podido ilustrar a lo largo de estas páginas. En esos casos, la empresa siempre decidió, a través de sus mandos, que prevalecieran las razones productivas y eminentemente prácticas por encima de cualquier otra consideración.